La demolición de un ícono del Atlántico y del país en general, como lo es el muelle de Puerto Colombia, ha abierto una polémica tardía en torno a si es necesario acabar con la centenaria estructura o si lo mejor es recuperarla.
Tardía porque ya está definido que el muelle será demolido en tramos de 60 metros pues, según el consorcio Puerto Colombia SBCC, no es posible levantar una nueva mole sobre lo que ya existe, debido a que el deterioro podría hacerla colapsar en cualquier momento. Es más, los trabajos para derrumbarlo debieron haber comenzado el pasado martes, pero la maquinaria no llegó a tiempo y se aplazaron para el fin de semana.
La secretaria de Turismo del municipio, Annie González, informó que la maquinaria no llegó porque el puente festivo imposibilitó su desplazamiento por carretera ante el Plan Retorno, pero precisó que los trabajos no dan más espera y comenzarán esta semana.
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Por otro lado, hay que decir que en el espacio donde quedaba el muelle se construirá uno nuevo, de 200 metros de largo, con fines netamente turísticos. La inversión es de 12.286 millones de pesos, realizada por la Gobernación del Atlántico, la Alcaldía de Puerto y Fontur.
Sin embargo, voces de protesta se han escuchado en Puerto Colombiadebido a que el proyecto no habría sido socializado en detalle y con suficiente antelación.
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En este grupo se ubican algunos especialistas en patrimonio, como Nana Botero, para quien tumbar el muelle sería acabar con un símbolo del país y se ha hecho a espaldas de los porteños. También nostálgicos como Ivette Mercado, quien asegura, con fotos viejas en mano, que no es lo mismo pisar una estructura con más de cien años que una nueva.
El nuevo muelle irá conectado con la ampliación de la plaza central del municipio en una megaobra que espera repotenciar el turismo en el principal balneario del Atlántico.
Según el consorcio, el muelle, inaugurado en 1893, fue abandonado en 1943 y desde 2009 empezó a caerse a pedazos, por lo que es imposible determinar el estado de la estructura que aún se encuentra en pie. En 1998 fue declarado Bien de Interés Cultural por parte del Ministerio de Cultura.
Unos 800 metros del muelle ya han caído al mar. Inicialmente contó con 1.2 kilómetros y fue la principal ventana para la entrada del desarrollo al país. Los escombros que resulten de la demolición serán llevados a la Ladrillera Barranquilla, en la vía a Juan Mina.
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Para tumbar el muelle no se utilizarán explosivos ni habrá presencia de personal o maquinaria sobre la estructura debido al riesgo de que colapse. Se utilizarán brazos mecánicos de mucho poder y retroexcavadoras.