La presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana, María Claudia Lacouture, cuestionó la decisión del presidente Gustavo Petro de suspender el intercambio de inteligencia militar con Estados Unidos, medida que, según ella, pone en riesgo años de cooperación en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.
Lacouture advirtió que la decisión “no fortalece la soberanía nacional” y que, por el contrario, podría debilitar los avances logrados gracias a la colaboración bilateral en materia de seguridad.
“Preocupa suspender el intercambio de inteligencia Colombia–Estados Unidos: arriesga años de lucha contra narcotráfico y crimen organizado. Ese capital no debe perderse”, señaló la dirigente gremial a través de su cuenta de X.
La presidenta de AmCham planteó que el Gobierno cuenta con otros mecanismos diplomáticos y multilaterales para expresar su inconformidad sin afectar canales críticos de cooperación. Entre ellos, mencionó el envío de una nota verbal, la exigencia de nuevos protocolos, la activación de mecanismos de la OEA y la CIDH, así como la posibilidad de una auditoría independiente a las operaciones conjuntas.
La crítica se da luego del anuncio del presidente Petro de suspender el envío de comunicaciones y tratos entre las agencias de inteligencia colombianas y estadounidenses, en respuesta a los bombardeos con misiles en el mar Caribe, atribuidos a operaciones militares norteamericanas.
“El Gobierno de Colombia da orden a todos los niveles de la inteligencia de la Fuerza Pública a suspender el envío de comunicaciones y otros tratos con agencias de seguridad estadounidenses. Tal medida se mantendrá mientras se mantenga el ataque con misiles a lanchas en el Caribe. La lucha contra las drogas debe subordinarse a los derechos humanos del pueblo caribeño”, escribió el mandatario en su cuenta de X.
El anuncio ha generado preocupación en distintos sectores políticos y económicos, que advierten posibles repercusiones en las relaciones bilaterales y en la efectividad de la lucha antidrogas. Analistas califican este episodio como uno de los más tensos en la relación entre Colombia y Estados Unidos en las últimas décadas.