Anderson Jiménez, un joven de 25 años que, desde el municipio de Arauca, un territorio golpeado por décadas de conflicto armado, ha logrado abrir espacios para la participación juvenil en medio de la adversidad habló este viernes en Mañanas Blu 10:30.
“Si es difícil hacer cambios desde una ciudad normal, desde la urbe, imagínese, desde un área en conflicto”, afirma Jiménez, con la serenidad de quien ha vivido en carne propia lo que significa alzar la voz en una región donde las amenazas y la censura siguen siendo una realidad. Arauca, aunque rica en cultura y naturaleza, es un escenario complejo, donde los liderazgos juveniles muchas veces deben sortear más obstáculos que oportunidades.
Anderson no solo ocupó la curul especial para víctimas en el Consejo Municipal, sino que también presidió el Consejo Municipal de Juventudes. Desde allí, lideró iniciativas como la actualización de la política pública "Arauca Joven", un instrumento vital para entender y atender las necesidades reales de los 27.000 jóvenes del municipio. Además, gestionó el aumento del presupuesto destinado a la juventud, que pasó de 150 millones a 250 millones de pesos durante su mandato. “Ha sido un reto muy grande, tanto para mí como presidente del consejo, como para muchos jóvenes que también desde su liderazgo han tenido confrontaciones y les han querido callar esas voces”, cuenta.
Para Jiménez, la política juvenil no es solo un ejercicio democrático, sino una forma directa de resistir y transformar. Reconoce que hay desconfianza en la política tradicional, pero insiste en que vale la pena creer en los nuevos liderazgos. “Si estamos aburridos de la politiquería barata… entonces hay que participar. Solo participando podemos cambiar esa imagen”, dice con convicción. Su trabajo busca precisamente eso: romper con los estigmas que rodean a la política y demostrar que sí se puede hacer desde la ética y el compromiso social.
“Hemos cambiado la cara de la política hacia los jóvenes, de la idea de que ellos participen, de que vean que el Consejo de Juventud es el único mecanismo para concertar, para decidir y tomar decisiones nosotros los jóvenes”, afirma.
A un mes de finalizar su periodo como consejero, Anderson ya piensa en su futuro: quiere aspirar al Concejo Municipal y seguir trabajando con jóvenes desde otras plataformas de participación. Pero más allá de sus propios planes, su prioridad es que nuevos liderazgos juveniles tomen el relevo. “Lo importante es que otro joven pueda venir a ocupar ese espacio”, recalca.
Desde una región marcada por la violencia, Anderson Jiménez nos recuerda que aún en los contextos más difíciles, los jóvenes tienen el poder, y el deber, de transformar sus territorios.