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Cinco claves para que la separación amorosa sea un drama llevadero y no una tragedia irreparable

Creo que malgastar la vida en la separación y sufrir después de ella es una decisión personal, pero lo que debe quedar claro es que ninguna ruptura amorosa es el fin del mundo.

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Alberto Linero
Foto: Instagram/plinero

En el ejercicio de mi ministerio presbiteral, pude acompañar a muchas parejas en su experiencia de unirse en matrimonio, pero también tuve la oportunidad de acompañar a muchas en sus procesos de separación, algunos de estos marcados por la tranquilidad y la inteligencia emocional, pero otros marcados por experiencias lamentables que pusieron en jaque a hogares completos; por eso, en estos días en los que el caso de Johnny Depp y Amber Heard se volvió tan mediático, y después de haber visto cómo pasaron muchas jornadas frente a la corte, y de escuchar en ellas testimonios de todo tipo, me quedé pensando en reflexiones que he venido trabajando también desde algunos casos que atendí, y que hoy creo se hace necesario compartirlas:

1. El amor no es algo que se tiene, sino que se hace. Es una praxis. La única manera de seguir adelante en cualquier relación, es alimentar el amor a diario con las mejores palabras, actitudes y acciones. El amor por temporadas no lleva a ningún lado.

2. Siempre debe haber una comunicación efectiva, que no solamente se queda en entender el mensaje que el otro da, sino en acoger a la otra persona en su integralidad, comprendiendo su valor y su dignidad. Sin reconocer al otro, no hay posibilidad de dialogar, y sin diálogo –por más regalos que se den- ninguna relación puede sobrevivir.

3. Es necesario ser inteligente al separarse. Hay que saber construir esa experiencia. Sentarse en la mesa y hablar, luego de serenar el espíritu y tener la mejor actitud. La separación no es necesariamente una guerra en la que alguno de los dos deba ganar y destruir la integridad del otro. Tengámoslo claro: en una mala separación siempre pierden los dos.

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4. Esforzarse por no dañar al otro, por no hablar mal de él o de ella, ni buscar vengarse por situaciones que es mejor perdonar, sin que ello implique la reconciliación, y salir adelante.

Yo personalmente creo que malgastar la vida en la separación y dedicarse a sufrir después de ella, es una decisión personal. Pero algo sí debe quedar claro: ninguna ruptura amorosa, es el fin del mundo.

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