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Consuele, escuche y actué ante los casos de matoneo escolar

Alberto Linero habla sobre los casos de matoneo escolar y cómo esto afecta a los niños y su familias.

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Foto: AFP, referencia

La niña me saluda con aprecio, pero con timidez. Sus padres son mis amigos desde hace mucho tiempo y me han ido a visitar a lugar donde estoy dando la conferencia. Tiene 10 años y me cuenta que tiene problemas en el colegioporque una compañera de clase, tal vez la líder del curso la trata muy mal y les ha prohibido a las demás compañeras que la saluden o jueguen con ella en el recreo.

Eso la hace sentir muy sola, dice que no ha hecho nada malo para que nadie en el salón la quiera, que le ha dicho a la profesora y esta no ha podido ayudarla. Hablo con sus papás y claro está viviendo un momento de matoneo y que están tratando de ayudarla para que lo pueda superar.

Conversé con los papás de la niña recomendándoles lo que trae la página Salud Siempre. “Consuele y apoye a su hijo escuchándolo. Mantenga la calma mientras su hijo le explique lo que sucede. Evite culpar a su hijo. Recuérdele a su hijo que nadie merece ser acosado. Obtenga toda la información posible que su hijo pueda darle. No le aconseje a su hijo que pelee cuando lo acosen. Converse con su hijo sobre cómo resolver el problema tratando de que identifique posibles estrategias y soluciones. Dramatice varias situaciones de acoso escolar con su hijo. Practique mantener la calma. No mostrar ningún sentimiento puede disuadir el comportamiento del que acosa. Notifique a las autoridades de la escuela y deje claro que no tolerará el acoso a su hijo. Obtenga un plan de la escuela que muestre los pasos a tomar para intervenir en el problema”.

Pensando en el buleadora pensé en las palabras de María del Carmen Maqueo Garza: “La violencia en el bullying proviene de carencias afectivas, que en su mayoría tienen un escenario de disfunción familiar. Mientras no vayamos al origen real, nada va a cambiar. Castigar al buleador no modifica el hostigamiento. Dado que este comportamiento obedece a una honda necesidad de sentirse vivo y tomado en cuenta, se convierte en un comportamiento vital que no abandonará, una gratificación que consigue quizás por la única vía que conoce para hacerlo”.

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Aquí la opinión de Alberto Linero:

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