El ajedrez jurídico de Santrich para evitar extradición: opinión de Ricardo Ospina

Con el paso de los días, pareciera oscurecerse el panorama para Seuvis Pavsias Hernández, el locuaz Jesús Santrich de las Farc y hoy detenido representante a la Cámara electo.

Al viaje exprés de su presunto antiguo socio Marlon Marín en un cómodo avión de la DEA rumbo a Nueva York para convertirse en testigo en su contra por conspiración para el envío de drogas a Estados Unidos, se suma su traslado a la cárcel La Picota, en el sur de Bogotá. 

Con Marín ya ante los jueces, como en efecto ocurrió ayer, los días de Santrich en Colombia parecieran contados, pues seguramente la Corte del Distrito Sur enviará a todo vapor a la Presidencia de la JEP todas las evidencias para demostrar que el delito habría sido cometido cuando ya no hay santa lucía que valga, por haber sido después de la firma del acuerdo del Teatro Colón. 

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Santrich hoy juega ajedrez en los estrados judiciales: la Sala Civil de la Corte Suprema definirá si acepta o no su petición de libertad, mientras intenta demostrar que todo es un montaje, según lo ha venido denunciando. 

Pavusias está debilitado por la huelga de hambre que inició hace días, de alguna forma se va quedando solo en su lucha y ahora solamente espera que eventualmente, o la justicia que él ayudó a moldear en La Habana le permita salir de este entuerto o que el próximo presidente decida no firmar su extradición, alegando prioridad a los derechos de las víctimas de Santrich, algo poco probable. 

Para concluir, con Marlon Marín en Estados Unidos, más de un exjefe de las Farc podría tener las barbas en remojo, si hubiera llegado de nuevo a abrir la compuerta de la ilegalidad.