
El castigo que se les debe dar a los mal llamados ‘influencers’ es no ver sus bromas pesadas
Los falsos ‘influencers’ ponen en jaque las costumbres, la comodidad y en algunos casos hasta la vida de las demás personas.

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En el mundo de las redes sociales lo importante no es la veracidad, la coherencia, la verosimilitud o los valores éticos que gobiernan lo que se dice, sino el impacto que ocasiona. El éxito no se mide en términos de argumentación o de verdad, sino de “me gustas” y viralidad.Eso ha hecho que haya personajes que sólo se dediquen a encontrar “likes” a cualquier precio o simplemente a generar una narrativa que sostenga sus intereses ideológicos bien definidos.
Son las maneras que imponen las redes sociales y ante las cuales sólo podemos reaccionar desde nuestra capacidad crítica y decidir a quién seguimos y qué mensajes nos interesan y cuáles ignoramos. Lo digo a partir de los retos y desafíos que los llamados “influencers” hacen constantemente y ponen en jaque las costumbres, la comodidad y en algunos casos hasta la vida de las demás personas.
El fin de semana pasado, por ejemplo, se vivió un episodio en el metro de Medellín en el que “el Pequeño Kalvin”, quien padece acondropasia, se hizo pasar por un bebé abandonado en uno los vagones de este medio de transporte mientras sus amigos lo grababan, pero los usuarios creyeron que se trataba de una bomba y evacuaron con urgencia el Metro ante el nerviosismo ocasionado. O el caso de “El Pecastián”, quién publicó un video donde se observa cómo le lanza una sustancia en la cara a su gato que estaba durmiendo, y que ocasionó que muchas personas amantes a los animales asumieran el acto como un maltrato animal.
Creo que la única manera de ponerle límite a este tipo de acciones es la sanción social y el no seguir este tipo de cuentas. Mientras haya gente que celebre estas acciones ridículas, se seguirán haciendo. Por eso creo que los responsables no sólo son los creadores de ese contenido, sino las personas que los consumen de manera ingenua y hasta irresponsable. El único camino es el pensamiento crítico, no se puede tragar entero y aceptar como verdadero todo lo que dice cualquier persona que no ha demostrado ninguna razón distinta a sus ganas de tener seguidores.
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