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Eso de “año nuevo vida nueva”, solo es cierto si sabemos qué queremos y trabajamos duro

La planeación debe ser muy consciente, muy precisa y concreta. No se trata de colgar en el árbol imaginario del 2022 todos los deseos que tenemos desde niños.

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Alberto Linero
Foto: Alberto Linero

En este penúltimo día del año les propongo que la actitud sea planear. Ya en días pasados hemos evaluado y agradecido, ahora toca mirar el 2022 y dejar claro qué queremos lograr en él. La vida no se puede improvisar. Quien no planea, lo planean. El destino no está hecho, sino que toca fabricarlo desde la inteligencia, el amor y la fortaleza diaria.

Es necesario tratar de proyectarse en el futuro para tener realidades que lo jalonen a uno y le ayuden a experimentar emociones agradables cuando se logren. Sentarnos un momento y ver qué queremos en cada una de las áreas de nuestra vida, es fundamental para poder ser felices. Ahora, hay que tener cuidado con planear proyectos irrealizables o irracionales, ya que eso lo único que hace es hipotecar la felicidad y preparar chorros de frustración.

La planeación debe ser muy consciente, muy precisa y concreta. No se trata de colgar en el árbol imaginario del 2022 todos los deseos que desde niños tenemos, sino lo que realmente podemos hacer, y pensar en cómo lo vamos a realizar, porque las planeaciones no son mágicas, no hacen aparecer lo que deseamos, sino que son un instrumento para trabajar con mucha voluntad y disciplina.

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Sin un esfuerzo por trabajar, nada se consigue. Esto hay que hacerlo siempre con la sinergia y solidaridad necesaria. Hay que saber qué recursos se requieren para cristalizar esos sueños. Estoy seguro de que eso de “año nuevo vida nueva” solo es cierto si sabemos qué queremos y trabajamos duro en conseguirlo.

La dimensión espiritual ayuda mucho porque nos hace comprender que estamos abiertos a dinámicas que van más allá de nuestras fuerzas y capacidades, pero que no actúan sin ellas. Los creyentes pedimos a Dios que nos bendiga, pero tratamos de construir esas bendiciones con las capacidades y habilidades que Él nos ha dado. Somos autónomos y libres para hacer de nuestra vida lo que queremos, estoy seguro que Dios siempre quiere y nos bendice. Poner esos planes en sus manos es también confiar en que todo estará bien.

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Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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