Los estudiantes vuelven a las calles: columna de opinión de Ricardo Ospina
Pese a protestas, hay que destacar el ánimo de las partes por buscar soluciones para garantizar el derecho de los colombianos a una educación de calidad.
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Hoy los estudiantes universitarios de nuevo adelantarán protestas en las principales ciudades del país, exigiendo un cambio en la política gubernamental para la educación superior y varios billones de pesos adicionales para superar la crisis que afronta el sector.
El panorama es complejo, porque más de 12 universidades públicas están desde la semana pasada en paro indefinido, apoyado por rectores y maestros; anoche estudiantes de la Universidad del Quindío acamparon en el campus mientras que los jóvenes de la Universidad Industrial de Santander, UIS, la más importante del oriente de Colombia, votaron a favor de sumarse al cese de actividades sin fecha de finalización.
A ese peligroso cocktail se suma la Federación Colombiana de Educadores, Fecode, que tiene en sus manos el año académico de más de 9 millones de niños y jóvenes, que hoy decidió participar del paro en apoyo a las universidades públicas y no descartó la posibilidad de irse a un cese de actividades indefinido, que sería muy nocivo para los estudiantes, a pocas semanas de finalizar su año académico.
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Hoy lo preocupante es que al menos públicamente, no se han tenido noticias de reuniones entre las partes, es decir entre la Ministra de Educación María Victoria Angulo y la comunidad académica para buscar salidas al paro: solamente se supo que el viceministro de Educación llamó a algunos de los jóvenes líderes estudiantiles que se negaron a sentarse a hablar, hasta tanto no se representen todos los sectores que hoy protestan.
La diferencia de fondo entre las partes es sin duda el presupuesto: los rectores de las universidades públicas hablan de la necesidad de una inyección superior a los 12 billones de pesos para superar el atraso en infraestructura y el déficit de docentes que tienen.
Hoy llegar a esa cifra es absolutamente imposible, pero hay que abonarle al gobierno del presidente Iván Duque, que se ha movido en las últimas semanas y ha anunciado partidas adicionales importantes para la educación superior:
La semana pasada varios congresistas lograron convencer al ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla para que redistribuyera 500 mil millones de pesos adicionales para educación superior y anoche el presidente Iván Duque le dio instrucciones al propio Carrasquilla y a la directora del DNP, Gloria Alonso, para que destinen un billón de pesos adicionales en los próximos dos años para ese sector del presupuesto de regalías.
Este no es un asunto fácil, pero en esta coyuntura hay que destacar el ánimo que existe desde las partes por buscar soluciones a un derecho como el que tienen los colombianos a una educación superior de calidad, que tiene un costo elevado y que estuvo durante décadas opacado por la necesidad de invertir gran parte del presupuesto en la guerra.