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Perdimos el año por cuenta de lecciones no aprendidas: la pólvora y las aglomeraciones en pandemia

Las noticias de los números de quemados con pólvora y las verbenas multitudinarias que se realizaron en el final de año opacaron las celebraciones.

Alberto Linero : Foto cortesía.jpeg

Alguien con ironía decía “El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, aludiendo a que extrañamente los seres humanos, cometemos una y otra vez los mismos errores, perpetuando situaciones que nos hieren y nos hacen sufrir.

Tristemente iniciamos el año 2022 con algunas lecciones no aprendidas. Las noticias de los números de quemados con pólvora y las verbenas multitudinarias que se realizaron en el final de año me recuerdan con firmeza esta situación.

Inentendible el tema del pólvora, se promueven todo tipo de campañas que concientizan los riesgos de su uso irresponsable, como permitirle a los menores su manipulación; sin embargo cerramos el pasado mes de diciembre con 980 tristes casos de personas heridas con pirotécnica, sólo el pasado 31 de diciembre se registraron 114 personas quemadas.

Una lección que reprobamos año a año.

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Vamos con la segunda, la exposición al COVID, se insistió, de todas las formas posibles, en la necesidad de evitar las aglomeraciones, buscando frenar el avance de la variante omicrón, no obstante se evidenciaron muchedumbres divirtiéndose, como si ya la pandemia hubiera acabado.

Escenas como las de la multitudinaria verbena en el barrio Ulpiano Lloreda, en el oriente de Cali, o las de la trifulcas en los municipios del Atlántico, Soledad y Malambo, exponen lo poco que estamos dispuestos a alinearnos con lo que los sociólogos llaman el bien público. No hemos interiorizado que cuidarnos es primero una responsabilidad individual y que ser libre implica responder a las consecuencias de las decisiones que tomamos.

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Sólo en la medida que se vive responsablemente se pueden reclamar y exigir espacios de autonomía. Es una minoría de edad que hace a algunos adultos dependientes de los demás. Tal vez es una consecuencia de esa característica de la sociedad posmoderna que Guille Lipovetsky llama el post-deber en el que muchos reclaman justa y válidamente sus derechos pero olvidan sus obligaciones y deberes ocasionando un caos en el que nadie es responsable de nada pero todos si se señala al otro como culpable.

Una lección para aprender en el 2022 es asumir los deberes mientras peleamos por el cumplimiento de nuestros derechos.

Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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