Sin lectura no hay aprendizaje real
Quien no puede captar el sentido que expresan unos símbolos escritos, tendrá dificultades serias para entender la realidad y poder transformarla.
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En una reunión con profesores universitarios, mientras compartíamos algunas ideas pedagógicas, conversamos de varios temas, y tal vez el que más se repetía era una queja sobre el nivel de Lecto-Escritura de los estudiantes.
Contaron que encuentran muchos problemas de sintaxis, de gramática y que no hacen lectura crítica; que es posible que no entiendan lo que leen. Me quedé sorprendido y supuse que era una hipérbole de mis compañeros docentes. Sin embargo, ayer leí una declaración en una entrevista que hizo la revista Semana al ministro de educación Alejandro Gaviria; él dijo: “si vamos a una escuela o colegio rural y encontramos un niño de 10 años, probablemente ese niño no sabe leer. Dos de cada tres niños en la educación pública no saben leer, y eso es una crisis”.
Aunque en principio son dos problemas distintos -por un lado, los que saben descifrar el significado de un código escrito, pero no entienden lo que dice realmente, y luego los que por falta de enseñanza no pueden ni siquiera descifrarlos-, sí creo que están íntimamente ligados y nos ponen ante dificultades bien complejas, ya que no sólo expresan una crisis de hoy, sino que generan un futuro muy incierto, porque sin lectura no hay aprendizaje real.
Quien no puede captar el sentido que expresan unos símbolos escritos, tendrá dificultades serias para entender la realidad y poder transformarla. Como dice Marisela Vital: “La lectura es un hábito de comunicación que permite desarrollar los pensamientos cognitivos e interactivos de cualquier lector; el leer permite construir con facilidad nuevos conocimientos”.
La realidad es un texto y los otros son relatos que debemos saber leer y comprender para podernos relacionar realmente. Si no lo podemos hacer, quedamos expuestos a la incomunicación y ésta siempre tiene en la violencia su solución más común.
Se requiere generar las condiciones para que los estudiantes de las zonas más apartadas, y que están en la educación pública, puedan aprender a leer, lo cual implica mejor infraestructura y más y mejores docentes; pero también que los que hacen bachillerato, sean motivados a leer para crecer en todas las dimensiones de sus vidas.
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