Agentes de tránsito exclusivos para ciclorrutas: la apuesta de Bogotá frente al caos en dos ruedas
Una propuesta que se radicó en el Concejo de la ciudad para hacerle frente a la inseguridad en las ciclorrutas y agentes externos que la usan para lo que no es.
Hay tipos de vehículos que no están permitidos en las ciclorrutas.
En Bogotá, las ciclorrutas se han convertido en un símbolo de transformación urbana. Lo que empezó hace dos décadas con apenas 10 kilómetros de senderos para bicicletas, hoy suma más de 660 y proyecta alcanzar 754 en 2035. Cada día, cerca de 900,000 viajes se realizan en bicicleta, consolidando este medio de transporte como una alternativa real frente al trancón y la contaminación. Sin embargo, la realidad en la vía dista de ser idílica.
Los corredores diseñados para bicicletas están cada vez más congestionados por actores que no deberían estar allí. Peatones, motos, ciclomotores, bicitaxis e incluso vendedores ambulantes circulan en estos espacios, convirtiéndolos en escenarios de riesgo. Los números de la Secretaría de Movilidad muestran la magnitud del problema: entre 2020 y junio de 2025 se registraron más de 11.000 siniestros con bicicletas, que dejaron más de 10.000 heridos y 411 fallecidos.
Ante esta situación, el vicepresidente del Concejo de Bogotá, Juan David Quintero, presentó un proyecto de acuerdo que busca crear un cuerpo especial de agentes de tránsito dedicados exclusivamente a vigilar las ciclorrutas. La idea es que estén ubicados en puntos estratégicos, controlen el uso indebido de los corredores y garanticen la seguridad de ciclistas y peatones. En casos de incumplimiento, también tendrían la facultad de imponer sanciones.
Más que un refuerzo operativo, la propuesta plantea un cambio en la forma en que la ciudad protege a los actores más vulnerables de la movilidad. La propuesta argumenta que no basta con construir más kilómetros de ciclorrutas, sino que es necesario que estas funcionen de manera segura. Y lo hace apelando no solo a cifras, sino también a un marco normativo que incluye la Ley de Incentivos para el Uso de la Bicicleta (2016) y la Ley Julián Esteban (2022), que fortalecen la seguridad vial.
“Todo esto son amenazas para la población más vulnerable y mayoritaria. Cerca de un millón de viajes diarios se hacen en bicicleta. Por eso estamos defendiendo la creación de un cuerpo de agentes de tránsito formados en temas de la ciclorruta, capacitados especialmente para ellas, pero que además tengan presencia permanente y exclusiva en las ciclorrutas”, mencionó Juan David Quintero, vicepresidente del Concejo.
Por ahora, la discusión apenas empieza en el Concejo. Mientras tanto, en las ciclorrutas la vida cotidiana sigue igual: ciclistas zigzagueando entre motos, peatones invadiendo el carril y el sonido constante de los timbres intentando abrir paso. Una escena que retrata los desafíos de una ciudad que avanza, pero que todavía busca cómo pedalear de manera segura hacia el futuro.