La Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, se pronunció sobre la explosión registrada el pasado 10 de septiembre durante enfrentamientos entre encapuchados y la fuerza pública. La vicerrectora de la institución, Carolina Jiménez, aclaró que la persona herida en el incidente no pertenece a la comunidad estudiantil.
“Por información que recibimos de la clínica, no es un estudiante, es un particular, entiendo que es un hombre de alrededor de 25 años”, explicó la vicerrectoraen entrevista con Néstor Morales en Mañanas Blu y despejó las dudas que se habían generado en redes sociales y medios sobre una posible vinculación de la víctima con la universidad.
El origen de los disturbios
Según la Universidad Nacional, los hechos comenzaron a las 4:00 p. m. cuando un grupo de encapuchados inició enfrentamientos con la fuerza pública en la portería de la calle 26. Posteriormente, los disturbios se trasladaron hacia la carrera 30 y culminaron con una explosión dentro del campus, específicamente en el edificio de Sociología.
Ante la emergencia, la institución activó su comité de prevención y evacuó parcialmente algunas zonas por riesgo de acumulación de gases. La persona herida recibió primeros auxilios en el lugar y fue trasladada a la Clínica Palermo.
Jiménez enfatizó que la universidad cuenta con protocolos de emergencia: “Emitimos las alertas naranjas y por seguridad iniciamos las evacuaciones parciales de los edificios más afectados”.
¿Quiénes son los encapuchados?
Uno de los interrogantes recurrentes es si los encapuchados que protagonizan disturbios dentro del campus son estudiantes. La vicerrectora respondió que no es posible identificar a quienes actúan de esta manera:
No tenemos forma de identificar a las personas que portan una capucha. Lo único que podemos afirmar con certeza es que la persona herida no es estudiante de la universidad
recalcó.
Acceso abierto al campus
La Universidad Nacional, con más de 33.000 estudiantes matriculados, 2.000 profesores de planta y miles de visitantes diarios, mantiene una política de acceso abierto para la ciudadanía. Esto permite la realización de actividades académicas, deportivas y culturales, como los conciertos de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, que se llevan a cabo de manera regular.
Frente a cuestionamientos sobre la ausencia de torniquetes o controles estrictos de ingreso, Jiménez explicó que la universidad busca garantizar su papel como espacio público de encuentro:
La Universidad Nacional es una universidad abierta en efecto a la ciudadanía, abierta por toda la oferta académica y cultural que tenemos
señaló.
Retos en seguridad
El campus de la sede Bogotá abarca 120 hectáreas, lo que implica grandes desafíos en materia de seguridad. Según la vicerrectora, la institución trabaja en reforzar el mallado perimetral, ampliar la vigilancia con cámaras y mejorar la iluminación, además de fortalecer la presencia de equipos caninos.
A pesar de la magnitud del espacio, Jiménez aseguró que no se registran altos índices de inseguridad común: “Diariamente circulan decenas de miles de personas y no se presentan robos ni hechos delictivos. Lo ocurrido es un hecho aislado y lamentable”, indicó.
Impacto en la comunidad universitaria
Tras los hechos, la universidad garantizó la normalidad académica para los 33.000 estudiantes. El trabajo conjunto entre el equipo de seguridad y el CTI permitió restablecer la tranquilidad en el campus en la noche de los disturbios.
Hoy hay condiciones seguras en el campus después de todo el ejercicio que se realizó en la noche de ayer
puntualizó la vicerrectora.