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Con sus lentes formulados y una frente marcada como signo de la edad, Leonardo Campo Medina se diferencia de los jóvenes estudiantes con los que comparte salón de clases. A sus 55 años de edad, ha asumido con valentía el reto de estudiar Ingeniería Marino-Costera en la Universidad del Magdalena, reafirmando que no hay edad para aprender.
“Se puede estudiar, no importa la edad. La Universidad del Magdalena le da la oportunidad a personas como yo, que no tenemos grandes recursos, de formar profesionales a sus hijos y ahora a mí, para darle un mejor futuro a la familia”, afirma.
Leonardo Campo asegura que sus hijos lo impulsaron a matricularse, después de quedar desempleado tras 25 años de experiencia en el mar con una empresa de carbón. “Cuando la Universidad abrió este programa de Ingeniería Marino Costera, mis hijos me inscribieron y creyeron que debía estudiar después de tener 25 años de experiencia en el mar. Vengo con toda la motivación de graduarme como ingeniero”, manifestó Campo Medina.
Decidido a alcanzar su objetivo en esta etapa de su vida que comienza, cree que sus años vividos le permiten dar un mensaje a aquellos que comienzan a estudiar: “Que la edad ni la situación económica sea una excusa para no estudiar. Aprovechemos que esta Universidad brinda oportunidades; hay que asumir el reto y demostrar que sí se puede tener una mejor sociedad”, dijo.
A pesar de los desafíos que va a enfrentar, espera adaptarse a esta nueva experiencia y, al mismo tiempo, responder a sus responsabilidades familiares y demostrar por qué es uno de los 400 estudiantes que reciben una beca del 90 % en la Universidad del Magdalena para convertirse en profesional.
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