Un auténtico ecocidio está ocurriendo con las colonias de cangrejo azul que intentan cruzar un sector de la autopista al mar, entre Cartagena y Barranquilla, para iniciar la temporada de apareamiento. Miles de ejemplares mueren aplastados por los vehículos.
En Arroyo de Piedra, corregimiento de Cartagena donde son atropellados en mayor cantidad —pues era su ruta tradicional de desplazamiento— no hay señalización para la protección de fauna, ni puentes que les faciliten una travesía segura.
De manera espontánea, algunos conductores bajan la velocidad para minimizar el impacto contra la manada de cangrejos, que aumenta en horas de la noche. Sin embargo, ambientalistas y residentes aseguran que se necesita una acción de salvamento más efectiva por parte de las autoridades.
El cangrejo azul, conocido científicamente como Callinectes sapidus, es un crustáceo decápodo de la familia Portunidae, ampliamente distribuido en las aguas saladas y salobres de estuarios, bahías y desembocaduras de ríos.
Su característico tono azul metálico —que le da nombre—, junto a su sabor, lo ha convertido en una especie muy apreciada en la gastronomía, especialmente en la costa este de Estados Unidos y el Golfo de México, aunque también tiene presencia en diversos ecosistemas del Caribe colombiano.
Así es el cangrejo azul, especie que está muriendo aplastada
Este cangrejo puede alcanzar hasta 25 centímetros de ancho y se comporta como un eficiente depredador y carroñero. Se alimenta de peces, moluscos, algas, materia orgánica en descomposición e incluso otros cangrejos. Esa dieta variada lo convierte en un regulador clave dentro de su entorno, pues ayuda a mantener el equilibrio ecológico al controlar poblaciones y reciclar nutrientes.
La importancia ecológica del cangrejo azul
Además de su importancia económica por el valor que representa para la pesca artesanal y comercial, el cangrejo azul cumple una función ecológica fundamental. Es fuente de alimento para aves marinas, peces y otros animales costeros, y su presencia puede ser usada como bioindicador de la salud de los ecosistemas. Por eso, su disminución o muerte masiva —como está ocurriendo en sectores de la costa Caribe colombiana— es una señal de alarma para la biodiversidad y un llamado urgente a proteger sus rutas migratorias.
Una de las iniciativas de protección surgió desde la Guardia Ambiental de Cartagena, que desplazó a un grupo de voluntarios para controlar el paso de los vehículos en los puntos de cruce del crustáceo.
La “marcha de los cangrejos”, como se le conoce a este fenómeno migratorio, ocurre dos veces al año durante el periodo de lluvias.