En un rincón verde de Bucaramanga, lejos del ruido urbano, se escribe a diario una historia silenciosa pero vital: la de la segunda oportunidad para los animales silvestres que han sido rescatados del tráfico ilegal, el mascotismo o situaciones de riesgo.
Allí, en el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre de la Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB), cada jornada es un esfuerzo por devolverles la libertad a cientos de seres que forman parte del patrimonio natural de Santander.
Entre enero y junio de este año, el CAV ha recibido 1.249 animales, entre ellos 422 mamíferos, 409 aves, 415 reptiles y tres anfibios. De estos, 661 ya han sido liberados, recuperando no solo su hábitat, sino también su función ecológica. Un proceso que requiere paciencia, conocimiento y amor por la vida silvestre.
“Desde que llegan al centro, cada animal recibe un diagnóstico médico. Algunos llegan heridos, otros desnutridos o con comportamientos alterados por el encierro. Iniciamos su hospitalización, tratamientos y una etapa de readaptación física y comportamental, con el objetivo de liberarlos en el menor tiempo posible”, explicó Vladimir Quintero Sánchez, coordinador médico del CAV.
El trabajo está liderado por el Grupo Élite Ambiental (GEA), conformado por tres médicos veterinarios que, junto a auxiliares y estudiantes de la Universidad Cooperativa de Colombia, recorren el territorio para rescatar especies silvestres y llevarlas al centro.
“Muchos animales no pueden regresar a su hábitat por las secuelas físicas o psicológicas que les deja la cautividad. Actualmente, tenemos 220 animales en proceso de recuperación, que siguen bajo observación especializada”, añadió Quintero. Algunos, como las zarigüeyas, también hacen parte de proyectos de investigación y conservación, en convenio con instituciones académicas.
En 2024, el CAV recibió 1.913 animales y logró liberar 882 ejemplares. A la fecha, más de 3.000 animales silvestres han vuelto a casa gracias a esta labor. Además del rescate, el CAV promueve un mensaje de no comprar, cazar, ni domesticar animales silvestres.
“La extracción de estas especies de su entorno natural no solo es ilegal, también afecta gravemente el equilibrio ecológico y puede derivar en enfermedades zoonóticas que ponen en riesgo la salud humana”, puntualizó Quintero Sánchez.