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Edgar Ballestas, quien trabajaba conduciendo un motocarro en el municipio de Baranoa, tiene cerca de un mes y medio sin trabajar por la medida de aislamiento social decretada por el gobierno.
Afirma que haber visto a sus hijos llorar rogándole a su esposa que no saliera a trabajar como enfermera, por temor a que se contagie con COVID-19, lo impulsó a documentarse en internet sobre medidas de protección para contener el virus, y terminó diseñando un tapabocas fabricado en tela antifluidos que trae adherido un protector visual.
“Un día mi esposa iba saliendo de turno y mis hijos se pusieron en la puerta a llorar, rogándole que no fuera y renunciara. Pero, ella tuvo que ir a trabajar porque es su labor y vocación. Me quedé en la casa viendo noticias y tutoriales, fue cuando se me vino la idea de ponerle un lente arriba y usé unos acetatos que tenía en mi casa”, contó Edgar.
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El mototaxista indicó que con la ayuda de su tía Ubaldina Escobar, quien es costurera, materializó el molde del tapabocas que le llevó.
“Le llevé el molde y ella me coció el primer prototipo que se lo puse a mis hijos. Después lo subí a mis redes sociales y los amigos empezaron a preguntarme cómo hace para conseguirlos. Desde entonces he fabricado junto con mi tía y otros familiares unos 250 tapabocas con protector”, relató el motocarrista.
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Edgardo Ballestas afirma que el tapabocas está diseñado en una tela antifluidos con doble forro y un acetato que aísla la parte de los ojos.
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Este hombre, padre de dos hijos (uno de 12 años y otro de siete años) dice que tiene varios pedidos pendientes, en su mayoría, de ciudadanos que están en sus casas. Pero, la iniciativa también ha sido conocida por comerciantes del municipio quienes no tardaron en hacer sus pedidos.
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“Estamos haciendo los pedidos pendientes. Los que más han solicitado los tapabocas son los ciudadanos en sus casas, ellos piden de a tres y cuatro. Pero, comerciantes que tienen negocios grandes nos han solicitado por docenas y hasta 100 tapabocas, entre estos están negocios de comidas rápidas y trabajadores que venden en el mercado”, expresó Ballestas.
Este emprendimiento, que surgió de una necesidad familiar, ya vincula a varios primos y tías que también estaban pasando una situación bastante dura por la falta de empleo.
“Gracias a Dios esto nos ha permitido ayudar a unos primos y tías que estaban desempleados por esta emergencia y si la demanda sigue aumentando, emplearíamos a costureras que están varadas en sus casas en el municipio”, puntualizó.