El Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, a través del programa Artes para la Paz y en alianza con el Tecnológico de Artes Débora Arango, culminó con éxito un proceso nacional que certificó a más de 1.000 artistas, gestores y sabedores provenientes de 28 departamentos del país.
Este hito representa una apuesta histórica por la dignificación del oficio artístico mediante el sistema de Reconocimiento de Aprendizajes Previos (RAP), un mecanismo que permite validar las competencias adquiridas de manera empírica, laboral o a través de formación inconclusa, traduciendo años de trayectoria en un título técnico oficial.
La implementación del programa se llevó a cabo mediante 12 instituciones de Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano ubicadas en 17 ciudades distintas, logrando una amplia cobertura territorial.
Durante el evento de cierre realizado en Envigado, la ministra de las Artes, las Culturas y los Saberes, Yannai Kadamani, dijo que “el reconocimiento estatal de estos saberes no solo entrega un diploma, sino que dignifica vidas, abre oportunidades laborales reales y consolida a la cultura como un pilar fundamental para la construcción de paz en los territorios”.
Fabián Sánchez Molina, viceministro de las Artes y la Economía Cultural y Creativa, agregó: “Estas certificaciones fortalecen competencias y amplían oportunidades laborales; dignifican el oficio artístico al validar saberes construidos a lo largo de la vida”.
El impacto de estas certificaciones se sintió en diversas regiones de Colombia con perfiles muy variados. En Villavicencio, por ejemplo, la Escuela Nacional de Educación, Salud, Administración y Turismo (ESAT) lideró la certificación de 460 personas de departamentos como Putumayo, Guaviare, San Andrés y Amazonas, incluyendo a cuatro soldados del Ejército que se titularon en Gestión y Promoción Artística.
Paralelamente, en el municipio de Yumbo, 40 creadores del Valle del Cauca se graduaron como técnicos laborales en Ejecución Musical, un logro que Mildred Martínez, una de las beneficiarias, describió como una oportunidad clave para fortalecer su perfil económico y laboral.
La validación de saberes abarcó múltiples disciplinas y contextos. En Armenia, la Fundación Cultural del Quindío (Fundanza) graduó a 66 creadores en áreas como danza y teatro, reconociendo trayectorias de más de 30 años como la de María Magdalena Torres. En Funza, Cundinamarca, el Centro Cultural Bacatá entregó títulos a 100 gestores culturales y artistas gráficos.
Asimismo, el alcance del proyecto incluyó certificaciones especializadas, como las otorgadas por la Corporación Politécnica de Nariño en Arte y Cultura del Carnaval, y las de la Escuela Europea de Estética en Santander en maquillaje artístico.
Los testimonios de los graduados reflejan la transformación social que impulsa este programa. Itzel Marcano, una artista migrante certificada en Envigado, resaltó que obtener este título elimina obstáculos para su crecimiento profesional y demuestra el aporte de los migrantes fuera de sus fronteras. Este proceso dignifica el oficio artístico al transformar la experiencia empírica en un título técnico oficial con respaldo institucional, validando saberes construidos a lo largo de la vida.