Empleada de funeraria que llevaba cadáveres de bebés a su casa rompió el silencio
Algunas familias denunciaron que los cuerpos de sus hijos no eran tratados en instalaciones funerarias, sino que permanecían en la casa de Upton.
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Un caso insólito ha generado conmoción en Leeds, Inglaterra, tras conocerse que Amie Upton, directora de una funeraria especializada en bebés fallecidos, admitió que mantenía los cuerpos en su vivienda para cuidarlos personalmente y, en ocasiones, los colocaba frente al televisor para “ver caricaturas”.
La mujer de 38 años dirigía Florrie’s Army, un servicio funerario creado en memoria de su hija Florence, fallecida en 2017. Allí ofrecía ceremonias personalizadas, ropa conmemorativa, fotografías y recuerdos como huellas de manos. Sin embargo, algunas familias denunciaron que los cuerpos de sus hijos no eran tratados en instalaciones funerarias, sino que permanecían en la casa de Upton.
Amie Upton explicó al diario The Mirror que la idea de su negocio nació después de perder el embarazo de su tercera hija a causa de un violento ataque de su expareja, Shaun Birchall.
Según la investigación judicial, en 2017 el hombre golpeó a Upton en la cocina de su vivienda, utilizando el coche de un bebé, lo que provocó la ruptura del saco amniótico cuando ella tenía 17 semanas de gestación. Birchall fue condenado en 2021 a dos años de prisión por lesiones corporales graves, aunque la justicia no pudo determinar que la pérdida del feto estuviera directamente vinculada a la agresión.
Tras el episodio, la mujer impulsó sin éxito la creación de la “Ley de Florrie”, que buscaba endurecer las penas contra quienes provocaran la muerte de un feto durante ataques violentos. En medio de su duelo, encontró consuelo confeccionando vestidos funerarios con trajes de novia donados y acompañando a otras madres que atravesaban procesos similares.
De acuerdo con Upton, su servicio se hizo popular porque ofrecía un acompañamiento más cercano y empático que el de las funerarias tradicionales. “Con el primer bebé que traje a casa, la familia no paraba de elogiarme”, afirmó.
La mujer defendió su labor y aseguró que siempre mantuvo las medidas adecuadas de refrigeración y conservación de los cuerpos. “Sus bebés solo conocían el amor. No se ven enfermeras que les lean un cuento a sus bebés. Yo sí. Sé que siempre hice lo mejor que pude”, declaró.
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También rechazó las versiones que señalaban condiciones insalubres en su vivienda: “Las acusaciones en mi contra son ridículas. Mi casa nunca estuvo sucia y los cuerpos no olían mal. La diferencia de mi servicio es que yo estaba presente en todo momento”.