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Grandes enigmas de la prehistoria al descubierto

Cuando la Tierra era de hielo y los homo sapiens compartían el mundo con neandertales, el hombre caminaba en pequeños grupos rodeado por una naturaleza totalmente hostil, vistiendo con pieles, pasando frío y luchando con especies hostiles por la oscuridad y el calor de antiguas cavernas.

24513_Pinturas rupestres - Foto referencia: AFP
Pinturas rupestres - Foto referencia: AFP
Pinturas rupestres - Foto referencia: AFP

En este contexto se tejió un sinfín de enigmas que el paso del tiempo se ha encargado de olvidar y que el escritor José Luis Cardero se ha encarado de traer al siglo XXI en su libro 50 grandes enigmas de la Prehistoria, cuyos detalles desentrañó en Luna BLU. (Lea también: "De ellos": El milenario secreto de los símbolos bereberer tallados en piedra)

 

“La prehistoria es un concepto vago, genérico y occidentalizado. Investigadores e historiadores han explicado que la prehistoria es un concepto por el cual algunos pueblos no habían salido de la prehistoria mientras otros habían salido hacen miles de años”, este, sin embargo, es un concepto necesario pues “la gente por prehistoria  la gente entiende gente cavernícola, ese concepto rocambolesco anecdótico es menos real”.

 

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Magia y pinturas sagradas:

 

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Este mundo guarda mucho más que la imagen generalmente asociada a él, pues el hombre convivía con la magia y conocimiento ancestral en gran medida ya olvidado. “Los chamanes son la fuente y el inicio del conocimiento, ancestral que nos viene de no se sabe dónde, de qué espacio-tiempo, pero es un conocimiento tan importante que fue controlado inmediatamente por algunos sabios que hoy llamamos chamanes”.

 

En cuanto a las pinturas rupestres, Cardero indica que “no han sido pintadas una sola vez, las pinturas han sido repasadas por miles de años a lo largo del tiempo una y otra vez, por lo que yo creo que son pinturas sagradas en una especie de acto ceremonial que se celebraba en la oscuridad en remotos lugares de las cavernas”.

 

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“Los chamanes y sus iniciados repasaban una y otra vez los rasgos de los animales espíritu para que esas fuerzas salieran de la pared, la roca, la frontera entre dos mundos (…) Ese conocimiento no era repartido a cualquiera, era reservado, en uso y monopolio de algunos grupos”.

 

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El escritor agrega que los chamanes tenían una etapa de aprendizaje muy larga: “A lo mejor un chamán terminaba siendo maestro cuando tenía 50 o 70 años, empezando a los 12. El conocimiento chamánico es tremendamente complejo e importante”.

 

A los futuros chamanes se les escogía por ciertas peculiaridades físicas, psíquicas y el grado de atención a lo misterioso, lo extraño, lo que está más allá de la vista”, el mundo invisible.

 

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Escuche en este audio más sobre los secretos de la prehistoria y la entrevista completa a José Luis Cardero.

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