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Periodista y camarógrafo nos adentramos para vivir una experiencia que quedará por siempre en el recuerdo. Visitar a Leticia, Amazonas, una ciudad de no más de 40.000 habitantes, se convierte en algo único, muy diferente a otros destinos turísticos del país.
Tan solo el aterrizar en el aeropuerto internacional Vásquez Cobo ya supone un hecho imborrable al ver la extensa selva que rodea esta terminal aérea antes de que el avión toque la pista.
De entrada, se siente un aire más limpio al respirar, el calor golpea de inmediato, pero no es insoportable, la temperatura promedio ronda un poco más de los 30 grados centígrados.
Una de las mayores ventajas de este lugar es que se pueden conocer sitios fabulosos sin gastar mucho dinero, visitar parques, hacer un paseo por el río, conocer múltiples culturas y tradiciones de las comunidades indígenas y probar una gastronomía especial.
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En el parque Santander, el más importante de Leticia, por ejemplo, al caer la tarde, se puede apreciar la llegada de miles de loros a descansar en las ramas, además de escuchar sus cantos y ver sus particulares coreografías.
Pero también existe la posibilidad de tomar la carretera y visitar algunas de las comunidades indígenas, hablar con las autoridades de estos grupos, que amablemente explican al turista sus costumbres y su modo de vivir, también admirar las artesanías que permanentemente se encuentran realizando, y hasta quedarse a dormir en el lugar si se anima.
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El encuentro con la fauna y la flora, sin duda es uno de los principales atractivos, para ello un plan infaltable es visitar el malecón turístico, un sitio ideal para encontrarse con un bonito atardecer en el río o incluso¸ si se corre con suerte, ver a los delfines rosados en su entorno natural.
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