Monseñor Rafael de Brigard, en su reflexión dominical, recordó la importancia de detenernos en medio del ritmo acelerado de la vida para escuchar la voz de Dios. Inspirado en el Salmo 67, destacó cómo el Señor cuida de los más vulnerables: “Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos”.
Al reflexionar sobre el Evangelio de Lucas 14, invitó a mirar con humildad nuestro lugar en la vida y a no buscar los primeros puestos por vanidad: “Todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.
Finalmente, hizo un llamado a orientar nuestra vida hacia los más olvidados, aquellos que no tienen cómo devolver el favor: los pobres, los enfermos, los solos. “Invita a los que no te pueden pagar, porque allí descubrirás la verdadera alegría”, insistió. Según De Brigard, en el servicio humilde está la clave de la felicidad auténtica y el sentido de la vida cristiana. Servir a los más necesitados, afirmó, es encontrarse con Dios mismo y experimentar el gozo profundo del Evangelio.
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