Día 4 de la Novena de Aguinaldos 2025: oraciones, gozos y toda la información en PDF
Este 19 de diciembre se realizan las oracione del cuarto día de la novena de Navidad. Conozca cuáles son y el orden correcto para hacerla.
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Con velas encendidas, voces infantiles entonando villancicos y un ambiente cargado de espiritualidad, Colombia entra de lleno en la celebración de la Novena de Aguinaldos 2025, una de las tradiciones religiosas y culturales más representativas de la Navidad. Esta práctica comienza el 16 de diciembre y se extiende hasta el 24, reuniendo cada noche a familias, parroquias y comunidades alrededor del nacimiento del Niño Jesús
Más allá de su sentido religioso, la Novena de Aguinaldos se ha consolidado como un símbolo de identidad nacional, un espacio de encuentro intergeneracional y un momento para fortalecer valores como la fe, la esperanza, la humildad y el amor fraterno.
Para quienes desean seguir la tradición completa, existe la opción de descargar la Novena de Aguinaldos 2025 en formato PDF, facilitando su lectura y uso durante las nueve noches de oración
También puede dirigirse a este enlace para descargarla directamente: Novena de Aguinaldos completa y en PDF.
La Novena de Aguinaldos mantiene un orden litúrgico definido, que se repite cada día y permite vivir la celebración con rigor y sentido espiritual:
Cada uno de estos momentos busca preparar el corazón de los fieles para el nacimiento espiritual de Jesús, reforzando el compromiso con la fe cristiana.
Esta oración se reza durante los nueve días de la Novena y constituye una súplica de agradecimiento y humildad ante el misterio de la Encarnación. En ella, los fieles reconocen el amor infinito de Dios al entregar a su Hijo para la salvación del mundo, pidiendo que el Niño Jesús habite espiritualmente en sus corazones pasted.
"Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo, en nombre de todos los mortales, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.
En retorno de él, te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén".
El texto reflexiona sobre la humildad y obediencia absoluta del Niño Jesús desde el seno de María, presentándolo como el modelo perfecto de sumisión a la voluntad de Dios. Explica que, aun sin palabras ni actos visibles, su sola aceptación del estado de debilidad y humillación constituye la oración más perfecta, porque honra plenamente a Dios.
"Desde el seno de su madre comenzó el Niño Jesús a poner en práctica su entera sumisión a Dios, que continuó sin la menor interrupción durante toda su vida. Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se sometía a su voluntad, aceptaba con resignación el estado en que se hallaba conociendo toda su debilidad, toda su humillación, todas sus incomodidades. ¿Quién de nosotros quisiera retroceder a un estado semejante con el pleno goce de la razón y de la reflexión?, ¿quién pudiera sostener a sabiendas un martirio tan prolongado, tan penoso de todas maneras? Por ahí entró el Divino Niño en su dolorosa y humilde carrera; así empezó a anonadarse delante de su Padre, a enseñarnos lo que Dios merece por parte de su criatura, a expiar nuestro orgullo, origen de todos nuestros pecados.
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¿Deseamos hacer una verdadera oración? Empecemos por formarnos de ella una exacta idea contemplando al Niño en el seno de su madre, El Divino Niño ora y ora del modo más excelente. No habla, no medita ni se deshace en tiernos afectos. Su mismo estado, aceptado con la intención de honrar a Dios, es su oración y ese estado expresa altamente todo lo que Dios merece y de qué modo quiere ser adorado por nosotros.
Unámonos a las oraciones del Niño Dios en el seno de María; unámonos al profundo abatimiento y sea este el primer afecto de nuestro sacrificio a Dios. Démonos a Dios, no para ser algo como lo pretende continuamente nuestra vanidad, sino para ser nada, para quedar eternamente consumidos y anonadados, para renunciar a la estimulación de nosotros mismos, a todo cuidado de nuestra grandeza, aunque sea espiritual, a todo movimiento de vanagloria. Desaparezcamos a nuestros propios ojos y que Dios solo sea todo para nosotros"
La Novena de Aguinaldos 2025 también da un lugar especial a la figura de San José, esposo de María y custodio de Jesús, y a la Virgen, madre del Salvador.
"¡Oh, Santísimo José, ¡esposo de María y padre putativo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza.
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Te ruego por el amor que le tuviste al Divino Niño, me abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén".
Por su parte, la Virgen María es invocada con profunda devoción y gratitud:
"Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya, te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hagan esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado hijo.
¡Oh dulcísima madre!, comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardaste tú, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén".
Los Gozos son una de las partes más representativas y emotivas de la Novena. Se entonan con alegría y fe, especialmente por los niños, y están dirigidos directamente al Niño Jesús. Su estribillo —“Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto”— se repite como una expresión colectiva de esperanza y anhelo espiritual.
¡Oh, ¡Sapiencia suma del Dios
soberano, que a infantil alcance te
rebajas sacro! ¡Oh, ¡Divino Niño, ven
para enseñarnos la prudencia que
hace verdaderos sabios!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
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¡Oh, Adonai potente que Moisés
hablando, de Israel al pueblo diste
los mandatos! ¡Ah, ven prontamente
para rescatarnos, y que un niño
débil muestre fuerte el brazo!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Oh, raíz sagrada de José que en lo
alto presenta al orbe tu fragante
nardo! Dulcísimo Niño que has sido
llamado Lirio de los valles, Bella
flor del campo.
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¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Llave de David que abre al
desterrado las cerradas puertas
de regio palacio! ¡Sácanos. ¡Oh
Niño con tu blanca mano, de la
cárcel triste que labró el pecado!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Oh, lumbre de Oriente, sol de
eternos rayos, que entre las
tinieblas tu esplendor veamos!
Niño tan precioso, dicha del
cristiano, luzca la sonrisa de tus
dulces labios.
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Espejo sin mancha, santo de los
santos, sin igual imagen del Dios
soberano! ¡Borra nuestras culpas,
salva al desterrado y en forma de
niño, da al mísero amparo.
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¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Rey de las naciones, Emmanuel
preclaro, De Israel anhelo Pastor
del rebaño! ¡Niño que apacientas
con suave cayado ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
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¡Ábranse los cielos y llueva de lo
alto bienhechor rocío como riego
santo! ¡Ven hermoso Niño, ven Dios
humanado! ¡Luce, Dios estrella!
¡Brota, flor del campo!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Ven, que ya María previene sus
brazos, do sus niños vean, en
tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro, se dispone a
hacerse de tu amor sagrario!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Del débil auxilio, del doliente
amparo, consuelo del triste, luz
del desterrado! ¡Vida de mi vida,
mi dueño adorado, mi constante
amigo, mi divino hermano!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
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¡Ven ante mis ojos, de ti
enamorados! ¡Bese ya tus plantas!
¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado
en tierra, te tiendo los brazos, y
aún más que mis frases, te dice mi
llanto!
¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
¡Ven Salvador nuestro por quien
suspiramos.
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¡Ven a nuestras almas,
Ven no tardes tanto!
La música ocupa un papel central durante la Novena de Aguinaldos. Los villancicos tradicionales llenan de alegría las noches decembrinas y refuerzan el carácter festivo de la celebración. Entre los más interpretados se destacan:
Estos cantos evocan la infancia de Jesús, la alegría de los pastores y el gozo por el nacimiento del Salvador, fortaleciendo el sentido comunitario de la tradición pasted.
La jornada culmina con la oración al Niño Jesús, uno de los momentos más esperados de cada noche. En ella, los fieles presentan sus peticiones personales con confianza, recordando la promesa de Jesús de escuchar a quienes acuden a Él con fe y humildad
"Acuérdate, ¡Oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia, y nada te será negado”.
Llenos de confianza en ti, ¡Oh Jesús, que eres la misma verdad!, venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.
Concédenos, por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, la gracia, de la cual necesitamos tanto.
Nos entregamos a ti, ¡Oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén".