Evangelio de hoy: 18 de enero de 2023
Conozca el evangelio y la palabra de Dios de este jueves, 18 de enero.
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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,7-12):
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Palabra del Señor
Lectura del día
Lectura del primer libro de Samuel (18,6-9;19,1-7):
Cuando volvieron de la guerra, después de haber matado David al filisteo, las mujeres de todas las poblaciones de Israel salieron a cantar y recibir con bailes al rey Saúl, al son alegre de panderos y sonajas.
Y cantaban a coro esta copla: «Saúl mató a mil, David a diez mil.»
A Saúl le sentó mal aquella copla, y comentó enfurecido: «iDiez mil a David, y a mí mil! iYa sólo le falta ser rey!»
Y, a partir de aquel dia, Saúl le tomó ojeriza a David. Delante de su hijo Jonatán y de sus ministros, Saúl habló de matar a David.
Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David y le avisó: «Mi padre Saúl te busca para matarte. Estate atento mañana y escóndete en sitio seguro; yo saldré e iré al lado de mi padre, al campo donde tú estés; le hablaré de ti y, si saco algo en limpio, te lo comunicaré.»
Así, pues, Jonatán habló a su padre Saúl en favor de David: «¡Que el rey no ofenda a su siervo David! Él no te ha ofendido. y lo que él hace es en tu provecho: se jugó la vida cuando mató al filisteo, y el Señor dio a Israel una gran victoria; bien que te alegraste al verlo. ¡No vayas a pecar derramando sangre inocente, matando a David sin motivo!»
Saúl hizo caso a Jonatán y juró: «¡Víve Dios, no morirá!»
Jonatán llamó a David y le contó la conversación; luego lo llevó adonde Saul, y David siguió en palacio como antes.
Palabra de Dios
Reflexión
Esta lectura presenta a Jesús retirándose a la orilla del lago con sus discípulos, buscando un momento de paz y descanso. Sin embargo, la fama de sus acciones beneficiosas atrae a una multitud variada de diferentes regiones. La gente acude a Él, ansiosa por experimentar su sanación y tocarlo.
En este pasaje, observamos cómo incluso los espíritus inmundos reconocen la divinidad de Jesús, proclamándolo como el Hijo de Dios. Este reconocimiento sobrenatural contrasta con la actitud de muchos en la multitud, quienes buscan principalmente beneficios terrenales y curaciones físicas.
Jesús, a pesar de ser reconocido como el Hijo de Dios, les prohíbe a los espíritus inmundos dar testimonio de su identidad divina. Este acto de contención revela la humildad de Jesús y su enfoque en cumplir la misión que Dios le ha encomendado de una manera discreta y paciente.
En nuestra vida diaria, a menudo buscamos a Dios en momentos de necesidad, anhelando soluciones inmediatas a nuestros problemas. Sin embargo, esta lectura nos invita a reflexionar sobre la importancia de reconocer la divinidad de Jesús más allá de nuestras necesidades materiales. Jesús no solo es un sanador de enfermedades físicas, sino el Hijo de Dios que nos ofrece una sanación integral y eterna.
Así, en medio de nuestras preocupaciones y anhelos, recordemos la humildad de Jesús y busquemos conocerlo más profundamente, reconociendo su divinidad y entregándole no solo nuestras necesidades temporales, sino también nuestra vida en su totalidad. Que en nuestra búsqueda de Jesús, podamos experimentar su amor transformador y encontrar la verdadera paz que solo Él puede ofrecer.
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