Evangelio de hoy: 19 de enero de 2023
Conozca el evangelio y la palabra de Dios de este viernes, 19 de enero.
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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,13-19):
En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges –Los Truenos–, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó.
Palabra del Señor
Lectura del día
Lectura del primer libro de Samuel (24,3-21):
En aquellos días, Saúl, con tres mil soldados de todo Israel, marchó en busca de David y su gente hacia las Peñas de los Rebecos; llegó a unos apriscos de ovejas junto al camino, donde había una cueva, y entró a hacer sus necesidades.
David y los suyos estaban en lo más hondo de la cueva, y le dijeron a David sus hombres: «Este es el día del que te dijo el Señor: "Yo te entrego tu enemigo." Haz con él lo que quieras.»
Pero él les respondió: «¡Dios me libre de hacer eso a mi Señor, el ungido del Señor, extender la mano contra él!»
Y les prohibió enérgicamente echarse contra Saúl, pero él se levantó sin meter ruido y le cortó a Saúl el borde del manto, aunque más tarde le remordió la conciencia por haberle cortado a Saúl el borde del manto.
Cuando Saúl salió de la cueva y siguió su camino, David se levantó, salió de la cueva detrás de Saúl y le gritó: «¡Majestad!»
Saúl se volvió a ver, y David se postró rostro en tierra rindiéndole vasallaje.
Le dijo: «¿Por qué haces caso a lo que dice la gente, que David anda buscando tu ruina? Mira, lo estás viendo hoy con tus propios ojos: el Señor te había puesto en mi poder dentro de la cueva; me dijeron que te matara, pero te respeté y dije que no extendería la mano contra mi señor, porque eres el Ungido del Señor. Padre mío, mira en mi mano el borde de tu manto; si te corté el borde del manto y no te maté, ya ves que mis manos no están manchadas de maldad, ni de traición, ni de ofensa contra ti, mientras que tú me acechas para matarme. Que el Señor sea nuestro juez. Y que él me vengue de ti; que mi mano no se alzará contra ti. Como dice el viejo refrán: "La maldad sale de los malos...", mi mano no se alzará contra ti. ¿Tras de quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién vas persiguiendo? ¡A un perro muerto, a una pulga! El Señor sea juez y sentencie nuestro pleito, vea y defienda mi causa, librándome de tu mano.»
Cuando David terminó de decir esto a Saúl, Saúl exclamó: «Pero, ¿es ésta tu voz, David, hijo mío?»
Luego levantó la voz, llorando, mientras decía a David: «¡Tú eres inocente, y no yo! Porque tú me has pagado con bienes, y yo te he pagado con males; y hoy me has hecho el favor más grande, pues el Señor me entregó a ti y tú no me mataste. Porque si uno encuentra a su enemigo, ¿lo deja marchar por las buenas? ¡El Señor te pague lo que hoy has hecho conmigo! Ahora, mira, sé que tú serás rey y que el reino de Israel se consolidará en tu mano.»
Palabra de Dios
Reflexión
El pasaje que acabas de citar del Evangelio según san Marcos nos presenta el momento en que Jesús elige a los doce apóstoles. Este acto no es simplemente una elección al azar, sino un acto divino y consciente por parte de Jesús. Él "llamó a los que él quiso", destacando así la soberanía y la voluntad de Dios en la formación de su equipo más cercano.
Es significativo que Jesús haya llamado a doce personas específicas para que fueran sus compañeros más cercanos. Este número tiene connotaciones simbólicas en la tradición judía, ya que representa a las doce tribus de Israel. Al elegir a doce apóstoles, Jesús está simbolizando la restauración y la reunión del pueblo de Dios.
La misión que Jesús les encomienda a los apóstoles también es crucial. Los envía a predicar y a expulsar demonios, otorgándoles el poder divino para llevar a cabo estas tareas. Esta misión no solo implica la proclamación del Evangelio, sino también la lucha contra las fuerzas del mal. Los apóstoles no están destinados a emprender esta tarea por sus propias fuerzas, sino que cuentan con el poder otorgado por Jesús.
La diversidad de los apóstoles, con sus diferentes personalidades, antecedentes y habilidades, también es notable. Esto nos enseña que Dios llama a personas diversas para trabajar juntas en su obra. Cada apóstol tiene su papel único en la construcción del Reino de Dios.
Sin embargo, el pasaje también nos recuerda la triste realidad de la traición de Judas Iscariote, quien entregó a Jesús. Este hecho subraya la importancia de la libre elección y la responsabilidad humana, así como la realidad del mal en el mundo.
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En resumen, este pasaje nos invita a reflexionar sobre la elección divina, la diversidad en la misión, la confianza en el poder de Dios y la realidad de nuestras elecciones y responsabilidades en la construcción del Reino. Podemos aplicar estos principios a nuestras propias vidas, recordando que Dios nos elige, nos capacita y nos llama a participar en su obra redentora en el mundo.