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Evangelio de hoy: 29 de enero de 2024

Conozca el evangelio y la palabra de Dios de este lunes, 29 de enero.

285092_BLU Radio. Religión / Foto: AFP
BLU Radio. Religión / Foto: AFP

Evangelio del día


Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,1-20):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre, poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: «¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.»
Porque Jesús le estaba diciendo: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»
Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?»
Él respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos.»
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte.
Los espíritus le rogaron: «Déjanos ir y meternos en los cerdos.»
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.»
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Palabra del Señor

Lectura del día


Lectura del segundo libro de Samuel (15,13-14.30;16,5-13a):
En aquellos días, uno llevó esta noticia a David: «Los israelitas se han puesto de parte de Absalón.»
Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén: «¡Ea, huyamos! Que, si se presenta Absalón, no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que él se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros, y pase a cuchillo la población.»
David subió la cuesta de los Olivos; la subió llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todos sus compañeros llevaban cubierta la cabeza, y subían llorando. Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía.
Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos –toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey–, y le maldecía: «¡Vete, vete, asesino, canalla! El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino.»
Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: «Ese perro muerto ¿se pone a maldecir a mi señor? iDéjame ir allá, y le corto la cabeza!»
Pero el rey dijo: «¡No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá! Déjale que maldiga, que, si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?»
Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: «Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor. Quizá el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy.»
David y los suyos siguieron su camino.
Palabra de Dios

Reflexión


Este pasaje del evangelio según San Marcos presenta un poderoso encuentro entre Jesús y un hombre poseído por muchos espíritus inmundos en la región de los gerasenos. La narrativa es rica en simbolismo y revela la autoridad de Jesús sobre las fuerzas espirituales y su capacidad para liberar a los que están oprimidos.

El hombre poseído por espíritus inmundos representa la oscuridad y la esclavitud espiritual que pueden afectar a las personas. Este hombre vivía en los sepulcros, alejado de la sociedad, gritando y lastimándose a sí mismo. Era incapaz de ser contenido por cadenas o cepos, simbolizando la impotencia de los esfuerzos humanos para enfrentar el poder del mal. Sin embargo, al ver a Jesús, corre hacia Él y se postra, reconociendo la autoridad divina de Jesús.

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Cuando Jesús le ordena al espíritu inmundo que salga de él, se revela el poder absoluto de Cristo sobre las fuerzas malignas. La respuesta del hombre, identificándose como "Legión", sugiere la multiplicidad y la magnitud de las fuerzas espirituales que lo atormentan. Jesús, en su compasión y autoridad, permite que estos espíritus entren en una piara de cerdos, los cuales se precipitan al lago y perecen.

La liberación del hombre es evidente cuando lo encontramos sentado, vestido y en su juicio. Este cambio dramático resalta la capacidad transformadora de Jesús para liberar a las personas de la esclavitud espiritual y restaurar su dignidad.

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La reacción de la gente, al ver al hombre ahora en su sano juicio, es de asombro y miedo. Piden a Jesús que se marche de su territorio, tal vez sintiéndose incómodos ante el poder divino manifestado. Sin embargo, el hombre liberado, agradecido por la misericordia recibida, implora a Jesús unirse a Él. Jesús, en su sabiduría, le indica que regrese a su hogar y comparta las maravillas que el Señor ha hecho por él.

Esta narrativa nos enseña sobre la autoridad de Jesús sobre las fuerzas espirituales, su capacidad para liberar a los oprimidos y la responsabilidad de aquellos a quienes Él ha liberado de proclamar sus maravillas. Nos invita a reflexionar sobre nuestras propias cadenas espirituales, a correr hacia Jesús en busca de liberación y a responder con gratitud compartiendo las obras del Señor en nuestras vidas.

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