Científico sobrevive a tres días en un 'horno' tras impactante experimento
Glenn Kenny simula olas de calor extremas para entender cómo el calor afecta la salud humana.
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El cambio climático ha generado preocupaciones globales sobre los efectos de las temperaturas extremas. Sin embargo, un grupo de científicos está profundizando en un aspecto clave de estos fenómenos: el estrés por calor y su impacto en la salud humana. Glenn Kenny, profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Ottawa, Canadá, es uno de los investigadores más destacados en este campo. En un experimento reciente, Kenny pasó tres días encerrado en una cámara ambiental que simula olas de calor extremas. El objetivo: entender mejor cómo las altas temperaturas afectan al cuerpo humano y cómo minimizar las consecuencias de estos eventos cada vez más frecuentes.
Durante los primeros días de su experiencia, Kenny no experimentó problemas graves, pero al segundo día, su temperatura corporal alcanzó niveles preocupantes. En el tercer día, había perdido casi 5 kg debido a la deshidratación y al esfuerzo físico del cuerpo por regular su temperatura. Aunque este no era el primer experimento de Kenny en este tipo de cámaras, los resultados fueron alarmantes. Este tipo de investigaciones es esencial para comprender cómo las olas de calor afectan nuestra salud y cómo adaptarse a las condiciones climáticas extremas.
El estrés por calor ocurre cuando el cuerpo no puede eliminar el exceso de calor y su temperatura interna comienza a aumentar. A medida que esto sucede, la frecuencia cardíaca se acelera, la capacidad de concentración disminuye y las personas pueden volverse irritables o sufrir problemas de salud más graves. Si la exposición continúa, el cuerpo podría experimentar un golpe de calor, que en los casos más extremos puede ser fatal.
Un dato revelador de investigaciones previas sugiere que las olas de calor repetitivas pueden tener un efecto similar al de fumar o beber alcohol en términos de envejecimiento corporal. El estrés térmico constante desgasta el organismo de manera progresiva, afectando a las funciones fisiológicas, e incluso aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares y problemas metabólicos. El impacto acumulativo de las altas temperaturas, especialmente en poblaciones vulnerables como ancianos y personas con enfermedades preexistentes, puede generar una "aceleración" del envejecimiento físico.
Este fenómeno ha comenzado a recibir atención de científicos y organismos internacionales, y se está considerando como uno de los efectos colaterales más perjudiciales del cambio climático. Según los expertos, las olas de calor no solo afectan la salud física, sino que también tienen repercusiones económicas y sociales al aumentar el número de enfermedades y muertes prematuras.
La investigación liderada por Kenny es crucial para desarrollar tecnologías y estrategias que mitiguen los efectos del estrés por calor. Esto tiene el potencial de transformar las políticas de salud pública, tanto a nivel gubernamental como empresarial. Empresas y gobiernos están cada vez más conscientes de la necesidad de medidas preventivas frente a las olas de calor, que pueden incluir desde el diseño de espacios más frescos hasta la implementación de sistemas de alerta temprana y planes de evacuación.
Además, este tipo de estudios puede influir en las proyecciones económicas relacionadas con el aumento del costo de vida. Las olas de calor afectan el rendimiento laboral, disminuyen la productividad y aumentan los gastos en atención médica, lo que se traduce en un aumento generalizado de los costos de vida. Las soluciones que puedan derivarse de estas investigaciones no solo ayudarían a salvar vidas, sino que también permitirían reducir los costos a largo plazo asociados al cambio climático.