A seis horas de Bogotá, esta ciudad sorprende: blanca y rodeada de siete volcanes
Esta ciudad cautiva con su arquitectura colonial, su historia volcánica y su cálida hospitalidad. Descubra por qué este destino, a solo seis horas de Bogotá, se ha convertido en una joya del turismo andino.
Para un país como Colombia existen cientos de joyas escondidas, tanto que la lista parece interminable. Pero al mirar más allá de sus fronteras, los tesoros continúan. Entre las cordilleras andinas del sur emerge un destino cautivador a tan solo seis horas de Bogotá: Arequipa, Perú, una ciudad blanca, colonial y rodeada por imponentes volcanes que parecen protegerla del paso del tiempo.
Conocida como “La Ciudad Blanca”, Arequipa deslumbra con su historia colonial, sus calles hechas de sillar volcánico y su energía única. Su identidad se forjó al pie de siete majestuosos volcanes que no solo dieron forma a su paisaje, sino también al carácter de sus habitantes, quienes se definen con orgullo como “fuertes y explosivos”, reflejo del fuego que duerme bajo su tierra.
Arequipa, Perú //
Foto: PromPerú
La ciudad blanca: historia y origen de Arequipa, Perú
Fundada el 15 de agosto de 1540 por orden del conquistador Francisco Pizarro, Arequipa nació como una ciudad estratégica para el Virreinato del Perú. Su ubicación, entre la sierra y la costa, facilitaba el acceso al mar y fortalecía las rutas comerciales y militares del sur del imperio español.
Con el paso del tiempo, Arequipa se consolidó como un eje político y cultural. Tras la Batalla de Ayacucho, que selló la independencia del Perú, la ciudad ganó protagonismo como centro intelectual y bastión del pensamiento republicano. Incluso, durante la Guerra del Pacífico (1879-1883) contra Bolivia y Chile, Arequipa fue declarada capital provisional del país, reafirmando su relevancia nacional.
Hoy, más de cuatro siglos después, la historia sigue viva entre sus muros de sillar blanco. Bajo la sombra del imponente volcán Misti, conserva su legado colonial y su espíritu resiliente, convirtiéndose en un destino que combina pasado, belleza y fuerza natural.
Arequipa, Perú //
Foto: PromPerú
Siete volcanes que custodian Arequipa: una vista que deja sin aliento
Basta con bajar del avión para que el imponente volcán Misti dé la bienvenida a todos los visitantes de Arequipa, Perú. Esta joya del sur andino, enclavada en plena Cordillera de los Andes, refleja la fuerza y majestuosidad natural de Sudamérica. Con sus 5.822 metros de altura, el Misti domina el horizonte arequipeño. Aunque su última actividad significativa se registró en 1985, su historia eruptiva se remonta a más de 2.000 años atrás. Los científicos lo consideran un volcán activo, pero los arequipeños lo ven como un guardián ancestral, símbolo de identidad y fuerza, protector de su cultura y su ciudad blanca.
Volcán Misti en Arequipa, Perú //
Foto: PromPerú
Sin embargo, el Misti no está solo. A su alrededor, otros seis volcanes custodian Arequipa y pueden observarse desde el Mirador de los Volcanes, ubicado en la carretera que conecta la ciudad con el Valle del Colca, a más de 4.900 metros sobre el nivel del mar (casi el doble de la altura de Bogotá).
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Estos colosos: Chachani, Pichu Pichu, Sabancaya, Ampato, Hualca Hualca y Coropuna, forman una corona natural que envuelve a la región. De ellos nace el sillar volcánico, la piedra blanca con la que fueron construidos templos, conventos y casonas coloniales, dándole a Arequipa su distintivo título de “La Ciudad Blanca”.
Volcanes en Arequipa, Perú //
Fotos: PromPerú
El encanto colonial del centro histórico: un tesoro Patrimonio de la Humanidad
Conocida como “La Ciudad Blanca”, Arequipa, Perú, fue construida con sillar volcánico, una piedra blanca extraída de las faldas de sus volcanes. Con este material único se levantaron iglesias, casonas y conventos que hoy conforman un conjunto arquitectónico de gran valor histórico y estético.
En el corazón de la ciudad se encuentra su joya más emblemática: la Plaza de Armas de Arequipa, rodeada por elegantes portales de piedra y presidida por la Catedral Basílica, una de las más imponentes del país. Desde allí, las calles coloniales invitan a recorrer parques, cafés y hoteles que conservan el encanto de antaño sin perder la vitalidad moderna.
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El Centro Histórico de Arequipa fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, gracias a su arquitectura mestiza, que combina influencias europeas y autóctonas en un equilibrio perfecto. Pasear por sus calles es viajar en el tiempo: un testimonio vivo de la historia del sur del Perú, enmarcado por los volcanes que la protegen.
Foto: PromPerú
Qué ver en Arequipa: 10 lugares turísticos por conocer
Plaza de Armas: el corazón de la ciudad, rodeada de edificios coloniales y la imponente catedral.
Catedral de Arequipa: un ícono en sillar blanco con vista a los volcanes.
Monasterio de Santa Catalina: un convento colonial lleno de historia y color.
Mirador de Yanahuara: ideal para ver el volcán Misti y la ciudad al atardecer.
Monasterio de La Recoleta: espacio tranquilo con un museo y una gran biblioteca antigua.
Museo de la Momia Juanita: exhibe a la famosa momia inca encontrada en el volcán Ampato.
Mercado de San Camilo: sabores, colores y aromas auténticos de la vida arequipeña.
Volcán Misti: el guardián de la ciudad, visible desde casi cualquier punto.
Barrio de San Lázaro: calles empedradas y casas de sillar que conservan el encanto colonial.
Valle del Colca: a unas horas de Arequipa, hogar del majestuoso vuelo del cóndor.
El Monasterio de Santa Catalina: una ciudad dentro de la ciudad
Fundado en 1579, el Monasterio de Santa Catalina es uno de los tesoros más emblemáticos de Arequipa, Perú. Con sus calles estrechas, muros de colores vivos y patios floridos, parece una pequeña ciudad escondida dentro del casco histórico. Durante siglos fue un convento cerrado al público, pero hoy sus puertas están abiertas para recorrer sus claustros, celdas y capillas que conservan la esencia de la época colonial. Un paseo por Santa Catalina es viajar en el tiempo y descubrir la vida silenciosa de las monjas que habitaron este mágico lugar.
Su historia conserva la realidad que vivían las mujeres arequipeñas dedicadas en vida a la religión. Desde pequeñas llegaban hasta el día de su muerte y construían un mundo alejadas de lo mundano y los pecados del mundo. Sabores únicos: la gastronomía tradicional arequipeña
Arequipa enamora también con su mesa. Platos como el rocoto relleno, el chupe de camarones y el adobo arequipeño reflejan su identidad mestiza y poderosa. En sus tradicionales picanterías, el sabor se mezcla con historia y hospitalidad. Y para el final, nada mejor que un queso helado, el postre más querido de la Ciudad Blanca.
Monasterio de Santa Catalina //
Foto: PromPerú
Algunos restaurantes recomendados en Arequipa
La Nueva Palomino: una de las picanterías más emblemáticas, ideal para probar el auténtico rocoto relleno y el adobo arequipeño.
Salamanto Restaurante: alta cocina con ingredientes del sur andino, destacando técnicas locales y un ambiente moderno.
El Tío Dario: perfecto para disfrutar platos típicos con un toque casero y vistas encantadoras del paisaje volcánico.
13 Monjas: ubicado en una casona colonial, ofrece una experiencia gastronómica íntima con fusión de cocina peruana y mediterránea, ideal para una cena especial en el corazón de la Ciudad Blanca.
Tawa Restaurante: una joya moderna que celebra los productos del altiplano con presentaciones contemporáneas y sabores profundos; ideal para quienes buscan una experiencia gastronómica de autor.
La Cau Cau: un imperdible de la escena local, con platos típicos y sabores caseros servidos en un ambiente acogedor, perfecto para quienes buscan la esencia tradicional de Arequipa.
Gastronomía en Arequipa, Perú //
Fotos: PromPerú
Cómo llegar a Arequipa desde Bogotá
Existes una manera de llegar desde Bogotá, Colombia, hasta esta ciudad emblemática de Latinoamérica:
Bogotá – Lima – Arequipa: lamentablemente hasta la fecha no existe ninguna aerolínea en Colombia que conecte directamente a la ciudad. Sin embargo, marcas como Latam y Avianca ofrecen el recorrido hasta la capital del Perú y trasbordo hasta la ciudad Blanca, es decir, dos vuelos para un viaje de aproximadamente 6-7 horas, contando traslado, transporte y demás.
El precio de este trayecto se encuentra sobre los 400-500 dólares, es decir, entre 1.6 y 2 millones de pesos por persona, sin incluir hoteles ni comida.