Un viajero aventurero que se adentró en el corazón del Amazonas colombiano ha compartido una experiencia que, según sus propias palabras, le dejó sin aliento. Lo que presenció en Leticia, la capital del departamento del Amazonas, fue tan extraordinario que lo catalogó como uno de los "momentos más mágicos" de su viaje. ¿Qué fue lo que lo impactó tanto en esta remota ciudad en medio de la selva?
Este fascinante viaje comenzó en Leticia, a la que se llega con un vuelo de casi dos horas desde Bogotá. La ciudad, que es una mezcla vibrante de culturas colombiana, brasilera y peruana, es el punto de partida ideal para explorar la inmensa biodiversidad amazónica.
La magia sucede cada atardecer en el Parque Santander, el corazón de Leticia. Todos los días, entre las 5:00 p.m. y las 6:30 p.m., el cielo se tiñe de verde y el aire se llena con un ensordecedor canto: miles de loros regresan en bandadas para descansar en los árboles del parque.
"Si tienen la suerte de verlo con un atardecer que acompañe, probablemente les pase como a mí... ¡No podrán parar de reír inconscientemente por la felicidad que produce!", relató el mochilero. Este espectáculo natural es un evento gratuito y único en Colombia, disponible todos los días del año.
La razón detrás de este fenómeno se remonta a los años 40 y 60, cuando el tráfico ilegal de fauna era común. Un comerciante, al verse obligado a liberar miles de loros tras la entrada en vigor de la ley de protección de fauna silvestre en los años 70, vio cómo estas aves encontraron en el Parque Santander un refugio seguro para dormir, lejos de depredadores. Desde entonces, esta rutina se ha mantenido, convirtiéndose en una tradición natural que asombra a locales y turistas.
Para complementar este espectáculo, los visitantes tienen la oportunidad de subir al mirador de la iglesia Catedral Nuestra Señora de la Paz ubicada en el mismo parque. Desde su campanario de 33 metros de altura, se obtiene una vista panorámica espectacular del río Amazonas en toda su inmensidad, la ciudad de Leticia conectada con Tabatinga (Brasil), y las selvas de Perú y Colombia. El ingreso a este mirador tiene un costo de solo $5.000 COP y está abierto todos los días.
Más allá de los loros: Amazonas, un paraíso de biodiversidad
El Amazonas es hogar de más de seiscientas especies de aves, lo que hace de la observación una actividad accesible y profundamente enriquecedora. Además del Parque Santander, otros lugares imperdibles para el avistamiento de aves y la inmersión en la naturaleza incluyen:
- Parque Nacional Natural Amacayacú: Parte de las 56 áreas protegidas de Colombia, este parque de 293.500 hectáreas es hábitat de especies únicas como el mono más pequeño de América, el Tití Leoncito, mariposas gigantes de color azul platinado y la flor de loto más grande del mundo, la Victoria Regia. Ofrece senderos ideales para el avistamiento de más de quinientas especies de aves.
- Puerto Nariño: A dos horas de Leticia por vía fluvial, es un municipio sin automóviles a orillas del río Loretocayu, hogar de los delfines rosados. Aquí se pueden observar loros colicortos, tángaras turquesas y tucanillos Pichí de banda roja.
- Comunidades indígenas de Mocagua y San Martín de Amacayacú: Ofrecen servicios de alojamiento y guías ecoturísticos. Recorrer el “sendero de la selva” con guías indígenas permite realizar canotaje y observar aves como el Curutié de Parker, además de delfines y otra fauna acuática.