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Chalecos vencidos del Fondo de Seguridad se están vendiendo en el norte de Bogotá: Miguel Caballero

Empresa que produce estos elementos ya había denunciado con anterioridad irregularidades antes del asalto en Medellín.

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Chalecos incautados tras asalto a fundidora de oro de Medellín.
Foto: Suministrada

A propósito de la investigación anunciada por la alcaldía de Bogotá para determinar por qué los chalecos que compró hace nueve años terminaron siendo usados en el asalto a la fundidora de oro en Medellín, BLU radio habló con Miguel Caballero, CEO de la empresa del mismo nombre que alertó el hallazgo.

La compañía Mc Armor-Miguel Caballero Colombia, con sede en Bogotá y dedicada a la comercialización de elementos de blindaje y protección personal, confirmó que los chalecos incautados en la capital antioqueña tienen el número de serie 141678, el mismo de un contrato hecho con el Fondo de Vigilancia y Seguridad de Bogotá el 31 de agosto de 2012.

“Cada producto tiene un rótulo y un serial, con él buscamos hacer un seguimiento de quién es el destinatario y el uso que le da. Cuando recibimos la información de lo ocurrido en Medellín, es que nos enteramos que son chalecos que le vendimos al fondo”, contó Caballero.

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Sin embargo, estas irregularidades ya las habían denunciado semanas atrás.

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“En septiembre dimos a conocer, ante la Procuraduría, la Fiscalía y la opinión pública, que hemos evidenciado una red de comercialización de chalecos vencidos y usados que se venden con marca nuestra, pero que evidentemente ya no son nuestros”, agregó Caballero.

El CEO precisó que uno de los casos encontrados es que también en septiembre se enteraron que a la FLIP también les vendieron chalecos de la empresa pero con su vida útil cumplida.

“Lo que hemos logrado averiguar es que hay una tienda militar en el norte, llamada Baraya, que ha estado promoviendo la venta de chalecos usados y vencidos y de manera inescrupulosa. Es un común denominador que se ha venido repitiendo sin que se tome ninguna medida”, complementó.

Para Caballero la pregunta ahora es por qué unos elementos que suelen vencerse a los cinco años y que en 2012 fueron vendidos al desaparecido Fondo, una entidad pública, terminaron en una tienda o involucrados en delitos.

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“Esos chalecos, evidentemente, se tenían que destruir y eso no se hizo y hoy está pasando esto. Son muchos agravantes pese a que ya se había alertado”, puntualizó Caballero.

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