‘Vive como si cada día fuera el último’ es la invitación que hace este periodista deportivo en su libro de superación personal que, cariñosa e incansablemente, autografió la noche de este martes durante su lanzamiento en una librería Rio de Janeiro.
Durante el evento, pocos podían contener las lágrimas al conversar y fundirse en un abrazo con uno de los "héroes" de la tragedia futbolística que conmocionó al mundo y que muchos brasileños sienten como propia.
"Estoy aquí, humildemente, para decir que no podemos dejar que la llama se apague, que hay que aprovechar la vida. Si las personas lo interiorizan conmigo, esto me deja muy satisfecho", dijo el periodista a AFP.
Henzel aún tiene vivas las imágenes del accidente que acabó con el sueño del club de Chapecó y dejó 71 muertos. Una cicatriz alrededor de su ojo derecho es prácticamente la única señal de que estaba en el avión boliviano que se estrelló sin combustible en las montañas del oriente de Antioquia.
"Yo siempre digo que tengo dos fechas de nacimiento. Soy brasileño y colombiano. Fue un renacimiento sí, pero tengo que hacer valer ese renacimiento, no vale sólo estar vivo", dijo el conductor de la pequeña Radio Oeste Capital, de Chapecó.
El libro de Rafael es, de hecho, un poderoso canto a la vida. El periodista hace un repaso emocional a los últimos meses: desde la euforia que le embargaba por la primera final internacional de su club, pasando por el desconsuelo de perder a decenas de amigos, hasta el día en que en la unidad de cuidados intensivos vio que debía decidir entre revolcarse en su "sufrimiento" o enfocarse en su "recuperación".
Gracias a la fuerza y oraciones que le enviaron miles de personas a través de las redes sociales, Rafael eligió la segunda opción: empezó a hacer ejercicios de rehabilitación incluso de madrugada, a escuchar música más alegre, a creer en él y, en 40 días, estaba de vuelta a los micrófonos para narrar la nueva etapa del Chapecoense.
"Creo que mi optimismo me hizo vivir", afirma este brasileño de ojos azules.
Estar al borde de la muerte le hizo ver la vida con otra mirada y, ante un mundo acelerado y cada vez más individualista, quiso dejar por escrito su aprendizaje.
"Sólo hay una cosa que no tiene solución, que es la muerte. Y, muchas veces, conseguimos transformar problemas mínimos familiares, amorosos o profesionales en problemas gigantes. Eso no lleva a nada, las cosas poco a poco se van acomodando", asevera el comunicador.
Estar más tiempo con la familia, disfrutar de los amigos, relativizar los problemas y vencer los miedos son algunos de los consejos que Rafael da en el libro, predicando con el ejemplo.