"Cuando el “Rey” dice adiós": editorial de Ley del Montes 29 de junio
Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquilla.
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Nadie que no conozca ese universo pasional y apasionante llamado fútbol llegó a imaginarse jamás que la despedida de uno de sus habitantes llegara a causar tanta conmoción. Pero ocurrió. Y es que quien dijo adiós no es un simple mortal. Es el “Rey” de ese universo. Nadie más que Lionel Messi, quien luego de perder la final de la Copa América del Centenario en Estados Unidos contra Chile, declaró: "La Selección no es para mí. Lo intenté de nuevo, pero a la Selección no vuelvo".
Un “Rey” no dice adiós todos los días y mucho menos el Rey del fútbol. Ellos son mitos vivientes. Son seres inalcanzables, intocables, inmortales. Pelé es Pelé sin importar que sea el gran lavador de las suciedades de la FIFA, con su torneos amañados, con sus balotas cargadas y sus mundiales negociados por debajo de la mesa, como el de Qatar. Y Maradona es el "Dios" de los argentinos, que le perdonan todo y hasta construyen templos para idolatrarlo.
Ahora el “Rey” Lío dice adiós a la Selección Nacional de Fútbol de Argentina y el anuncio estremeció los cimientos de un país tan futbolero que ha hecho del fútbol una religión. Hoy Argentina toda -desde el presidente Mauricio Macri hasta Marcelo Tinelli, el hombre más popular de ese país- le han dicho a su Rey, por favor no te vayas. Son súplicas, ruegos con lágrimas en los ojos de sus súbditos, quienes no se resignan a no verlo más con la camiseta celeste y blanca.
Pero el “Rey” parece decidido a no volver a luchar para seguir perdiendo batallas, como la última ante Chile, la misma que había perdido un año atrás en Santiago, o como la que perdió ante Alemania en el Mundial de Brasil. Con Argentina -hay que decirlo- Messi es un “Rey” perdedor. Y ya se cansó de perder. Y tiene derecho a cansarse. Tiene derecho a decir -como dijo recientemente- "la Selección no es para mí".
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El “Rey” Lío dijo adiós con lágrimas en los ojos, como dicen adiós todos los mortales. Ese llanto sirvió para demostrarles a los argentinos que su “Rey” también sufre y padece como todos los que asisten a sus partidos y caen rendidos ante sus gambetas. El “Rey” Lío dijo adiós llorando, cuando todos creíamos que en sus ojos no había lágrimas.