Junior, eliminado por el “Chepacorina”: editorial de Ley del Montes
Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquilla.
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La derrota de anoche en la ciudad de Chapecó, Brasil, del Junior por tres goles a cero contra un equipo sin ninguna tradición en el futbol Suramericano, como el Chapecoense, evidenció no solo el mal momento que atraviesa el equipo barranquillero, sino que es el resultado de la improvisación y falta de planificación.
Si bien es cierto que muy pocos hinchas se hacían ilusiones de un resultado positivo, luego del pírrico triunfo que obtuvieron en Barranquilla, uno a cero la semana pasada, la goleada de anoche si causó indignación y sorpresa en quienes tenían la esperanza de un “milagro” o de un resultado heroico.
La de anoche fue una de las peores presentaciones del equipo Tiburón en torneos internacionales. Una cosa es perder contra equipos con tradición y “chequera” en el continente y otra muy distinta es ser goleado por uno cuyo nombre ningún barranquillero conocía y que fue objeto de todo tipo de burlas, como llamarlo con sorna el equipo “Chepacorina”.
Una vez más la actuación de “San Viera”, evitó lo que pudo ser una catástrofe desde el punto de vista deportivo. Y es que si el portero uruguayo no hubiera salvado cuatro o cinco oportunidades claras de gol del chapecoense, el resultado habría sido calamitoso.
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¿Qué hacer ante la difícil situación por la que atraviesa el Junior? Es comprensible que buena parte de la hinchada haya colmado su paciencia como se hizo evidente en las redes sociales. Ya no resisten una derrota más, mucho menos si se trata de una goleada como la de anoche.
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El equipo no solo está eliminado de la Liga, sino que ocupa el antepenúltimo lugar. El sueño de la suramericana se esfumó y con ello se llevó la ilusión de una futura participación en la Copa Libertadores. Solo queda la esperanza de disputar la Copa Águila, con la ilusión de que las actuaciones individuales saquen la cara en momentos en que el equipo carece de estructura técnica y táctica por falta de una buena orientación. La tarea no será nada fácil, pues se enfrentará una vez más al Nacional de Medellín, que se ha convertido en su “bestia negra”.
La lección debe ser aprendida por dirigentes, jugadores y técnico. Los primeros tendrán que reflexionar sobre su verdadera función, que los obliga a comportarse más como verdaderos gerentes y visionarios que cómo hinchas de “estaderos y cantinas”. Los jugadores por su parte deberán asumir su cuota de responsabilidad en la catástrofe, pues ya es hora que entiendan que el Junior es un equipo grande de Colombia y no una recocha de barrio, como asumen algunos de ellos.
Por último, Giovanni Hernández tendrá que reflexionar sobre si en realidad se siente capacitado para seguir al frente del equipo. Aunque fue un ídolo de la afición por sus brillantes actuaciones como jugador, lo cierto es que a los técnicos de fútbol los sostienen los buenos resultados y los sacan los malos. No hay que sacar muchas cuentas para llegar a la conclusión de que en el caso de Giovanni el saldo está en rojo.