La hora cero de Navelena: editorial de Ley del Montes agosto 30
Editorial de Óscar Montes en Vive Barranquilla.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Por cuenta de los líos de Navelena -que tienen que ver con la crisis que atraviesa su principal socio, la multinacional brasileña Odebrecht- el proyecto que busca recuperar la navegabilidad del Río Magdalena se encuentra en el limbo, situación que podría comprometer la inversión de 2.5 billones de pesos, que es lo que cuesta la ejecución del contrato.
La renuncia de capitán Luis Álvaro Mendoza a la dirección de Cormagdalena es el último episodio de la crisis que atraviesa la obra de infraestructura más ambiciosa del gobierno de Juan Manuel Santos. El capitán Mendoza alegó para justificar su renuncia irrevocable al cargo “razones de salud”, aunque algunos congresistas afirmaron que renunció por presiones políticas y por un enfrentamiento con el vicepresidente, Germán Vargas Lleras.
El Vicepresidente de la República –uno de los principales promotores del proyecto- se encuentra preocupado con la actual situación, pues entiende que de no lograrse el cierre financiero –cuyo plazo vence hoy- se podría declarar la caducidad del contrato con Navelena.
Y ello en plata blanca significa tener que empezar de nuevo el proceso licitatorio, lo que implicaría un atraso de por lo menos doce meses. Pero –sobre todo- podría comprometer la inversión cercana a los 2.5 billones de pesos.
Recuperar la navegabilidad del Río Magdalena es no sólo el compromiso del presidente Juan Manuel Santos con la Región Caribe, sino que se trata de una de las grandes apuestas del Gobierno para dinamizar la economía y mejorar la competitividad del país.
Pese a la voluntad del Gobierno Nacional y también de la clase dirigente de la Región Caribe –que unificó todos sus esfuerzos en esa causa- el proyecto de recuperación de la navegabilidad del Río Magdalena navega en las aguas de la incertidumbre.
La solución es encontrar un socio estratégico con el músculo financiero suficiente que asuma la parte correspondiente a la multinacional Odebrecht, dueña del 87 por ciento de Navelena. Uno de ellos podría ser la banca de inversión Goldman Sachs, una de las que ha mostrado mayor intereses en quedarse con el negocio. También se habla de empresarios chinos, portugueses y australianos, entre otros.
Pero más allá del nombre del nuevo socio de Navelena, lo más importante es que el proyecto supere la crisis actual y se ejecute en su totalidad. Los términos se vencen, el tiempo avanza y la incertidumbre de mantiene. Ojalá que muy pronto soplen otros vientos que permitan que la gran apuesta de la Región Caribe en materia de infraestructura sea una realidad.