"Periodismo con plenas garantías": editorial de Ley del Montes mayo 25
Editorial de Ley del Montes en Vive Barranquilla.
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A la incertidumbre que acompaña la desaparición desde el pasado 21 de Mayo de la periodista Salud Hernández-Mora, columnista del diario El Tiempo y corresponsal en Colombia del periódico El Mundo de Madrid, España, se sumó la desconcertante declaración del alcalde de El Tarra, Norte de Santander, José de Dios Toro, según la cual la única culpable de lo sucedido es la reportera porque “violó los protocolos” y no informó a las autoridades de sus actividades.
Salud Hernández-Mora es una aguerrida periodista colombo-española que desde hace muchos años ejerce su oficio con carácter y valentía en todo el territorio nacional, sin que hasta el momento haya sufrido algún tipo de percance, retención o secuestro. Es difícil encontrar una vereda del país donde Salud no haya pernoctado, o donde no tenga una fuente de información, sea en la Región Caribe, o en el Chocó o –claro- en El Tarra, corazón de la convulsionada región del Catatumbo, donde impera la ley de los grupos ilegales, sean guerrilleros o paramilitares.
Salud Hernández-Mora y los también periodistas Diego D´Pablos y Carlos Melo –del Canal RCN de Televisión- estaban en El Tarra por razón de su oficio. Y por razón de su oficio es que están desaparecidos. Es decir, están desaparecidos por ser periodistas y por cumplir con su deber de informar oportuna y verazmente.
En caso de que se encuentren en poder del ELN, como ha informado el Ejército Nacional; o estén retenidos por otra organización armada ilegal, la obligación de dichos grupos criminales es devolverlos de inmediato sanos y salvos. De la misma manera, los únicos responsables de su integridad y de sus vidas son quienes los tienen en su poder en contra de su voluntad. Nadie más. Son esas organizaciones criminales quienes deben responder por Salud Hernández-Mora, Diego D´Pablos y Carlos Melo.
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Se equivoca el alcalde de El Tarra al responsabilizar a Salud de su suerte. El periodismo se debe ejercer con absoluta libertad y plenas garantías. Pretender coartar la libertad de expresión es atentar contra el sagrado derecho que tenemos las personas de informar y ser informado de forma veraz y oportuna. Que quede claro: el secuestro de Salud –de confirmarse esta versión de las autoridades- no fue su culpa. Es culpa de quienes la secuestraron y de quienes no le brindaron las garantías para el ejercicio de su profesión, entre ellos el alcalde de El Tarra.