El 24 de enero de este año el mundo del ciclismo y el deporte en general, especialmente en Colombia, se conmocionó cuando se conoció que Egan Bernal había sufrido
un fuerte choque contra un bus de transporte público en una vía de Cundinamarca
.
Días después, por ejemplo,
la Selección Colombia envió un mensaje de motivación para el ciclista
del INEOS, quien debió ser sometido, para su suerte con éxito, a una cirugía de columna el 2 de febrero.
En medio del proceso, con Colombia pendiente de él y su evolución, el 6 de febrero
Egan Bernal fue dado de alta
para continuar con su recuperación en casa y, sorpresivamente, el 10 del mismo mes, dio sus
primeros pasos por sus propios medios tras el impactante accidente
.
Corriendo contra él mismo quizás la carrera de su vida, el 26 de febrero, Egan dio sus
primeros pedalazos luego del choque
en Cundinamarca. Y un mes más tarde,
el 27 de marzo, volvió a montar bicicleta
.
El país seguía pendiente de la evolución del único colombiano campeón del Tour de Francia y, el 21 de abril, en
un documental publicado por su equipo
, Egan Bernal reveló que el mejor día de su vida ha sido cuando volvió a un ‘caballito de acero’ luego del siniestro.
Luego, fueron tres meses más de terapias que le permitieron, el 16 de agosto,
tras casi siete meses del choque
en el que se fracturó alrededor de 20 huesos, entre ellos varias costillas,
regresar a competencia en el Tour de Dinamarca
terminando, en la primera etapa, a más de dos minutos del líder.
El tiempo del colombiano en aquella fracción, sin embargo, fue lo de menos para un país que se alegró de verlo, contra muchos pronósticos, de regreso a la competencia, más allá de que logre, o no, dar más alegrías de las que ya consiguió para todo un país que hoy, después de tanto verlo sufrir, incluso con el
cáncer que padeció su madre
, no tiene más que agradecerle y aplaudirlo por ser un ejemplo, más que deportivo, de superación.