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Sin sorpresas en el Grupo E: Brasil gana a Serbia y Costa Rica empata con Suiza

Hubo seis goles en la última fecha del Grupo E.

309864_Costa Rica empató 2-2 con Suiza - Foto: AFP
Costa Rica empató 2-2 con Suiza - Foto: AFP

Brasil no entiende de sorpresas y, con un gol de Paulinho y otro de Thiago Silva, derrotó a Serbia para solventar como líder del grupo E su pase a los octavos de final, donde le aguarda México, en Samara, el próximo lunes.

Puede que Neymar no haya encontrado aún la chispa que necesita para ser determinante y que Tite tenga problemas con las lesiones de sus laterales -hoy se añadió Marcelo- pero por el momento es el conjunto más sólido. El único "grande" que sabe a lo que juega, que cuenta con suficiente magia para decantar el resultado de su lado, pero también con el equilibrio que le da Casemiro en el centro del campo y la solidez defensiva que echó en falta en otras épocas.

Espoleada por la eliminación de Alemania, su "bestia negra" cuatro años antes, pero con la precaución que impone un Mundial que no sabe de jerarquías, Brasil supo salir en el Spartak Stadium del laberinto serbio para encontrar el resquicio por el que eludir el campo de minas que dispuso Mladen Krstajic.

Con pierna fuerte -a veces demasiado- y tres líneas muy juntas a 20 metros de su portero. Con Coutinho ahogado entre centrocampistas y Neymar encerrado en una banda, Serbia tuvo la sensación de controlar el partido durante gran parte de la primera mitad, sobre todo a raíz de que Gabriel Jesús fallase el primer mano a mano con Vladimir Stojkovic, a los 4 minutos, y Marcelo tuviese que retirarse lesionado poco después.

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No creó tampoco problemas a Alisson, porque su juego aéreo murió entre los centrales brasileños y Casemiro barrió cualquier rechace, pero el equipo de Krstajic vivió más de media hora tranquilo. A la espera de su momento.

Su idea dependía de su capacidad para evitar el juego a la espalda de sus defensas, de evitar que cualquiera de los artistas brasileños levantase la cabeza. Y eso es casi imposible si está sobre el campo Neymar, que en el 29 habilitó a Gabriel Jesús -de nuevo sin éxito en el último regate- o Coutinho, conocedor de la habilidad de Paulinho para irrumpir desde la segunda línea.

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La conexión barcelonista fue la solución. Coutinho intuyó la carrera de Paulinho y le puso un balón tras la defensa rival que éste solo tuvo que levantar ante la salida de Stojkovic (m.36).

Serbia reaccionó tras el descanso con una mayor ambición y, aunque ofreció a Brasil la posibilidad de un contragolpe, desaprovechado por Neymar en el 57, creó las primeras dudas en la zaga canarinha. Un apurado despeje de Joao Miranda, hoy capitán, un mal rechace  de Alisson a un centro de Antonio Rukavina, que no aprovechó Aleksandr Mitrovic, y otro remate de cabeza del delantero del Fulham que puso en apuros la meta brasileña.

Fueron poco más de 5 minutos de zozobra, hasta que Neymar forzó un corner y su saque de esquina lo cabeceó sin oposición Thiago Silva, en el minuto 68.

Recuperó Brasil el mando con el gol, fue creando ocasiones, la mayoría desperdiciadas por Neymar y acabó convencida de que, mientras las demás favoritas dudan o, como Alemania, emprenden el camino de regreso, su paso por Moscú no va a ser anecdótico. Prometen volver para la final.

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En el otro partido de la fecha, Suiza se clasificó para octavos de final después de empatar 2-2 ante Costa Rica, que se despidió del Mundial de Rusia con honor, buen juego y una dosis de rabia acumulada que estuvo a punto de doblegar al conjunto helvético.

El conjunto "tico" quería cerrar con dignidad su paso por el Mundial de Rusia. Y más después de las críticas que recibió tras los dos primeros partidos. Hasta su entrenador, Óscar Ramírez, tuvo que avisar con seriedad a sus críticos más extremos: "Si tocan a mi familia se van a encontrar a un tigre", dijo en la víspera del choque.

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Los hombres de Ramírez salieron con ganas de pasar por encima de Suiza, que, con un empate, hicieran lo que hicieran Brasil y Serbia, se clasificaría para la siguiente ronda. Con una derrota, las calculadoras habrían tenido que comenzar a echar humo.

En el conjunto helvético aún coleaban las polémicas celebraciones de Xherdan Shaqiri y Granit Xhaka en los goles que marcaron a Serbia. La FIFA castigó económicamente a ambos después de que formaran con sus manos el águila bicéfala, presente en la bandera de Kosovo. Eso molestó al equipo balcánico, pero no fueron castigados por su entrenador, que alineó a ambos.

A Costa Rica todas esas historias no le importaban nada. Sólo quería despedirse a lo grande. Y, por lo menos, en los primeros veinte minutos del encuentro, lo consiguió. En ellos, los "ticos", con las novedades en la alineación de Joel Cambell, Kendall Waston y Daniel Colindres, arrinconaron a un rival superado por todos los frentes.

La catarata de ocasiones fue incesante, agobiante para Suiza, que sobrevivió gracias a su portero Yann Sommer. Primero, sacó una buena mano a un disparo de Joel Campbell; después, desvió al poste un cabezazo de Celso Borges; luego, vio como Colindres mandó al larguero un derechazo desde fuera del área; y, finalmente, fue David Guzmán quien se encontró al guardameta helvético.

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Ese acelerón inicial se fue desinflando cuando Xhaka y Behrami consiguieron arrebatar la pelota a Costa Rica, que aunque apenas sufrió, tuvo la mala suerte de recibir un gol en casi el único disparo entre los tres palos de Suiza. Lo hizo Blerim Dzemaili, que fusiló a Keylor Navas desde dentro del área con un disparo imposible para el portero del Real Madrid.

Con ese 1-0 y con el 1-0 a favor de Brasil al descanso en el otro partido del grupo, Suiza podía acabar líder si marcaba otro tanto y el otro partido se mantenía igual. Era un regalo envenenado, porque eso significaba acabar en la parte complicada del cuadro.

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Suiza podía elegir mantenerse como estaba y enfrentarse a Suecia en octavos o ir a por México por el lado de Francia, Argentina, Uruguay y Portugal. Pero también jugaba Costa Rica, que se aprovechó de las meditaciones helvéticas para marcar el empate por medio de Kendall a la salida de un córner casi en la reanudación.

El certero cabezazo del defensa costarricense no estimuló al cuadro suizo, que se dedicó a aguantar las acometidas de un equipo que, sin duda, murió con honor y que aún tuvo tiempo de levantarse de nuevo tras el gol de Josip Drmic en el minuto 88. De penalti, Bryan Ruiz pero con la colaboración involuntaria pero decisiva del meta Yann Sommer, en quien rebotó el balón tras chocar en el larguero, hizo justicia en el descuento.

Al final, Costa Rica, no hay que olvidarlo, jugó en un grupo con Brasil, Serbia y Suiza. Y plantó cara a todos. Ante Suiza, logró dos goles y el punto del honor, mientras que su rival hizo los deberes y seguirá adelante en la competición por la supuesta parte fácil del cuadro.

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