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La verdadera amistad: lealtad u oportunismo

Estoy señalando la importancia de acompañar a los amigos incluso en los peores momentos. Recuerdo al compadre de mi papá que todos los domingos iba a visitar a uno de sus mejores amigos que había sido condenado.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: Blu Radio.

Amigos pocos, pero para toda la vida, me decía mi papá con su acento y sabor caribeño. Ese ha sido un criterio que he asumido en la vida. Por eso me sentí identificado con los comentarios del Papa Francisco este domingo en la plaza de San Pedro, ante una gran multitud.

Él dijo: “La amistad no es fruto del cálculo ni de la constricción: Nace espontáneamente cuando reconocemos algo de nosotros mismos en la otra persona. Y, si es verdadera, es tan fuerte que no decae ni siquiera ante la traición… Un verdadero amigo no te abandona, ni siquiera cuando cometes un error: te corrige, puede reprenderte, pero te perdona y no te abandona”.

Frase profética y provocadora en una sociedad en la que muchos, tratando de cuidar su buen nombre, sus posibilidades económicas y hasta políticas, terminan negando a sus amigos cuando comenten errores o delitos. “No éramos tan amigos”, “Sólo lo saludé dos o tres veces”, “nunca compartimos mucho” se les oye decir a aquellos que tienen miedo de ser vinculados con esos amigos caídos en desgracia con los que antes tenían una relación estrecha.

Y es que la fidelidad a los amigos se pone a prueba con la caída, el ridículo y el señalamiento social. Es allí donde se demuestra realmente cuál es la condición de las personas. Recuerdo la frase del escritor inglés William Hazlitt: "En la prosperidad, nuestros amigos nos conocen; en la adversidad, los conocemos nosotros".

Es obvio que no estoy hablando de ser cómplices ni de encubrir los delitos que los amigos cometan. Estoy señalando la importancia de acompañar a los amigos incluso en los peores momentos. Recuerdo al compadre de mi papá que todos los domingos iba a visitar a uno de sus mejores amigos que había sido condenado. Siempre decía: falló, actuó contra la justicia y merece su condena, pero no dejará de ser mi amigo. ¿Cuántos políticos hoy niegan la amistad con aquellos con los que antes compartían?

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