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Malas costumbres que dañan el pedal de clutch de los carros

Aunque parezcan "normales", estas costumbres harán que rápidamente tenga que reparar el sistema de embrague de su carro.

Pedales de carro mecánico
Pedales de carro mecánico
Foto: Blu Radio

El clutch es uno de los mayores dolores de cabeza de los conductores principiantes, pues el "juego" correcto de este, es el que permite que se pueda arrancar de forma correcta en subida, que los cambios no se realicen de forma brusca y que no se esté apagando el carro.

Su función es frenar la transmisión de la potencia y torque de del motor mientras se realizan los cambios de marcha, a su vez, que el motor se acople a la nueva indicación, proceso que se conoce como embragado, básicamente sacar el pedal.

Y al ser uno de los mayores retos de los conductores al iniciar su experiencia, se han ido adquiriendo malas costumbres que aceleran su desgaste y deterioro.

Malas costumbres que averían el embrague de los carros.

  • Mantener el pie en el pedal de embriague o clutch, ya que simplemente usarlo como descansa pie, producirá un mayor desgaste de este e incluso, pese a que se cree que no se ejerce una presión suficiente, sí produce un efecto una separación de transmisión que va forzando más el vehículo.
  • Oprimir el pedal mientras se está detenido, ya que, aunque no se requiere ninguna fuerza del motor, el plato de presión del sistema de embrague vaya perdiendo tensión, pues al estirar el cable de mando sin ninguna necesidad, genera desgaste.
  • Forzar el clutch en una subida. Si no se tiene la práctica necesaria para arrancar sin necesidad de forzar el embrague en una pendiente, lo mejor es valerse del freno de mano para arrancar.
  • Un error que en ocasiones se comete es acelerar cuando se oprime el pedal, pero esto, además de forzar innecesariamente el motor, desgasta el disco de embrague, pues causa que la velocidad de las ruedas sea una, mientras que la exigencia del motor sea otra, produciendo una fricción innecesaria.
  • No pisar a fondo el pedal cada vez que se realiza un cambio de marcha. Esta costumbre se adquiere algunas veces por realizar la conducción de forma mecánica en el cerebro, tanto que los conductores no pisan con la suficiente fuerza y al meter cada una de las velocidades, la transmisión se fuerza y, en ocasiones, se escucha un incómodo ruido desde la caja de cambios. Lo que evita esto es un adecuado acoplamiento de los elementos de embrague.

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