Crisis diplomática: Estados Unidos llama a consultas a su embajador encargado en Colombia
Se trata de una nueva crisis entre el Gobierno del presidente Petro y el de Donald Trump, tras conflicto por deportación de colombianos en enero de 2025.
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Una nueva tensión sacude la relación entre Estados Unidos y Colombia. El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, anunció este jueves la llamada a consultas de John T. McNamara, encargado de negocios interino de la Embajada estadounidense en Bogotá, en respuesta a lo que calificó como “declaraciones infundadas y reprochables provenientes de los más altos niveles del Gobierno de Colombia”.
La decisión implica el regreso inmediato de McNamara a Washington para sostener reuniones de alto nivel y evaluar la evolución del vínculo diplomático con el país suramericano. Aunque no se han precisado cuáles fueron las declaraciones que detonaron la medida, la reacción estadounidense evidencia una molestia seria y pone en entredicho el estado actual de la relación bilateral.
"Pese a las diferencias políticas con el actual gobierno, Colombia sigue siendo un socio estratégico fundamental. Reafirmamos nuestro compromiso con una estrecha cooperación en diversas prioridades comunes, incluida la seguridad y estabilidad regional, y seguimos trabajando en iniciativas que mejoren la vida tanto de los estadounidenses como de los colombianos", se lee en el comunicado del Departamento de Estado.
Desde la Cancillería, a la que renunció este jueves Laura Sarabia, dijeron que se está en contacto con Estados Unidos para revisar las medidas necesarias que generaron los problemas en la relación bilateral. Si bien Sarabia renunció, estará a cargo hasta que el presidente designe su remplazo.
Se trata de una nueva crisis entre el Gobierno del presidente Petro y el de Donald Trump en 2025. A finales de enero, el presidente Petro decidió cancelar en plena madrugada el aterrizaje de dos aviones militares estadounidenses que transportaban casi 160 colombianos deportados, exigiendo que fueran recibidos “con dignidad y sin esposas” y que los traslados se hicieran en aviones civiles. La medida desató una fuerte respuesta de Washington, entonces bajo el gobierno de Donald Trump, que impuso sanciones comerciales, revocó visas y reforzó controles migratorios.
Aunque posteriormente se alcanzó un acuerdo diplomático que permitió retomar los vuelos bajo condiciones más respetuosas para los deportados, el incidente dejó clara la fragilidad de la relación bilateral.