El papa Francisco criticó el lunes la "vergonzosa incapacidad" de la comunidad internacional para poner fin al conflicto en Oriente Medio, en el primer aniversario del letal ataque de Hamás en Israel.
"Hace un año, se encendió la mecha del odio, no fue apagada sino que explotó en una espiral de violencia, en la vergonzosa incapacidad de la comunidad internacional y de los países más poderosos para hacer callar las armas y poner fin a la tragedia de la guerra", afirmó el pontífice en una carta abierta para los católicos de Oriente Medio.
"Estoy con vosotros, habitantes martirizados y exhaustos de Gaza, que estáis en mis pensamientos y oraciones todos los días", dijo el pontífice en una carta a los católicos de Oriente Medio al cumplirse el primer año del ataque de Hamás a Israel, en el que murieron 1.200 personas en el peor golpe en la historia del Estado judío.
Francisco lamentó que los palestinos de Gaza -que hasta el inicio de la guerra hace un año tenía unos 2,3 millones de habitantes- se hayan visto "obligados a abandonar sus casas, la escuela y el empleo, a vagar en busca de un destino para escapar de las bombas".
"Yo estoy con vosotras, madres que derramáis lágrimas mirando a vuestros hijos muertos o heridos", agregó el papa, al expresar su tristeza por todos los niños "que habitan las grandes tierras de Oriente Medio, donde las conspiraciones de los poderosos les quitan el derecho a jugar" y tienen "miedo de mirar hacia arriba, porque del cielo llueve fuego".
"Estoy con ustedes, que no tenéis voz, porque se habla mucho de planes y estrategias, pero poco de la situación concreta de quien sufre la guerra", añadió.
El pontífice remarcó que el 7 de octubre es un "día triste", ya que "hace un año se encendió la mecha del odio" y "no se extinguió, sino que explotó en una espiral de violencia".
A ellos se suma, según denunció, "la vergonzosa incapacidad de la comunidad internacional y de los países más poderosos para silenciar las armas y poner fin a la tragedia de la guerra".
"La sangre fluye, como las lágrimas; la ira aumenta, junto con el deseo de venganza, mientras parece que pocos se interesan por lo que más se necesita y lo que la gente quiere: el diálogo, la paz", dijo el papa, que reiteró que "la guerra es una derrota".