Informe de la ONU alerta sobre violencia por vientre subrogado: ¿explotación reproductiva?
En ese sentido denunció la preocupante situación en Colombia, calificándola de "explotación reproductiva" y una nueva forma de esclavitud.
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La relatora especial de la ONU sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, Reem Alsalem, presentó un informe que examina las distintas manifestaciones de violencia contra las mujeres y las niñas en el contexto de la reproducción subrogada, centrándose en los factores que impulsan esa práctica y en las consecuencias para los derechos humanos de las mujeres implicadas.
Una de las asesoras para este informe es la abogada María Cristina Hurtado, columnista de Razón Pública y autoridad en el tema de maternidad subrogada, en diálogo con Mañanas Blu, entregó detalles sobre cómo esta práctica también es catalogada como violencia contra la mujer.
En ese sentido denunció la preocupante situación en Colombia, calificándola de "explotación reproductiva" y una nueva forma de esclavitud.
El argumento central de Hurtado y el informe de la ONU radica en la profunda objeción a la mercantilización del cuerpo femenino. "Convertir el cuerpo de las mujeres en un bien susceptible de ser transable económicamente en el marco de un convenio o de un contrato civil, pues contraviene todas las convenciones internacionales de derechos humanos y contraviene principalmente en nuestro país, nada más y nada menos que las convenciones que hemos firmado contra la trata con fines de explotación de seres humanos," afirmó Hurtado.
Esta perspectiva subraya cómo la práctica de vientre subrogado, lejos de ser un acto altruista o una decisión autónoma en todos los casos, se transforma en un contrato con profundas implicaciones éticas y legales que chocan directamente con los principios de dignidad humana.
La experta enfatiza que, en Colombia, esta práctica se ha desbordado, con miles de extranjeros, casi siempre homoparentales, acudiendo al país para lo que ella describe sin eufemismos como "comprar niños y niñas" y "comprar el útero de las mujeres".
La gran mayoría de estas mujeres, advierte Hurtado, se encuentran en condiciones de exclusión social, de pobreza, y en muchas ocasiones, de trata de explotación sexual, viendo en el vientre subrogado una salida económica.
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"Este es un contrato absolutamente neoliberal, donde el cuerpo de las mujeres y de los niños se convierten en cosas, donde los deseos de la gente más privilegiada, porque quienes vienen son extranjeros y la relación de dominación y la relación económica es absolutamente desequilibrada," sentenció la abogada.
La situación en Colombia no es un fenómeno aislado, sino una consecuencia directa de dinámicas globales. La invasión rusa a Ucrania, que hasta entonces era el principal centro mundial de vientres de alquiler, así como la prohibición de esta práctica en países europeos como Italia, Francia, Alemania, Suiza y España, ha provocado una migración masiva de ciudadanos de estas naciones hacia mercados emergentes como México, Argentina y, de manera notable, Colombia.
Este desplazamiento ha exacerbado la vulnerabilidad de las mujeres en estos países, convirtiéndolos en destinos para la maternidad subrogada comercial.
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María Cristina Hurtado describe esta situación como una "técnica extractivista, colonialista". En estos nuevos mercados, se aprovechan "justamente de las mujeres racializadas, las mujeres más empobrecidas, sí, las mujeres menos informadas," utilizando una narrativa de altruismo que disfraza una realidad de explotación.
La abogada reveló que los centros de fertilidad son los verdaderos beneficiarios, llevándose hasta el 90% de las ganancias. "Un niño o una niña en Europa producto de esta práctica vale 60,000 €", comentó, cuestionando la instrumentalización de la vida y la dignidad de las mujeres, especialmente las más vulnerables.
Escuche aquí la entrevista: