“Es para mostrarle a EEUU que está dispuesto a hacer algo:” experto sobre Petro y fumigación aérea
El exfuncionario recordó que la erradicación manual, aunque utilizada en años recientes, también implica altos riesgos.
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El presidente Gustavo Petro sorprendió con un mensaje en el que planteó la posibilidad de retomar la fumigación aérea con glifosato en zonas de cultivos ilícitos.
Daniel Mejía, experto en seguridad y exsecretario de Seguridad de Bogotá, explicó en diálogo con Mañanas 10:30 que este giro de Petro podría estar relacionado con la presión de Estados Unidos frente a la inminente decisión sobre la certificación o descertificación del Gobierno colombiano en la lucha antidrogas.
“La explicación de esto es la presión que se le viene encima de la decisión que va a tomar muy pronto Estados Unidos, en particular el Departamento de Estado, sobre la certificación o descertificación del gobierno colombiano. Yo creo que eso es lo que explica su cambio de postura y es para mostrarle al gobierno americano que quizás está dispuesto a hacer algo”, señaló Mejía.
El experto advirtió que las cifras oficiales reflejan retrocesos en las estrategias antidrogas durante la actual administración.
Según dijo, la erradicación manual cayó en un 93 % en tres años, la interdicción de cocaína bajó del 42 % al 28 % y la ejecución de programas como el PNIS, de sustitución de cultivos, no ha superado el 20 % en lo corrido del Gobierno.
Mejía destacó que la situación en las regiones cocaleras cambió frente a lo que ocurría hace dos décadas. Hoy, dijo, existen “enclaves cocaleros” dominados por grupos criminales organizados, como disidencias de las Farc, el Clan del Golfo y el ELN.
“Ya la economía campesina como la conocíamos, de una familia con una o dos hectáreas de coca, cambió radicalmente. En sus informes Naciones Unidas ha identificado unas zonas de cultivos industriales y ahí el gobierno debería, con criterios técnicos, pedir el permiso para reanudar el programa de aspersión en esas zonas, en Catatumbo, en Putumayo y en otras regiones claramente identificadas”, indicó.
El exfuncionario recordó que la erradicación manual, aunque utilizada en años recientes, también implica altos riesgos, pues muchos de los campos están minados y los grupos móviles encargados de destruir cultivos han resultado muertos o mutilados.
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Mejía precisó que en sus investigaciones académicas la aspersión con glifosato mostró una efectividad limitada para reducir los cultivos de coca, pero reconoció que las condiciones actuales obligan a revisar nuevamente el debate.
“Hice varios trabajos académicos evaluando el impacto de las aspersiones, midiendo su efectividad, y me daba que eran una estrategia muy poco efectiva. Pero no se puede ser dogmático sobre ese tema. Las condiciones han cambiado y hay que abrir otra vez la discusión”, aseguró.
El experto subrayó que el uso de drones para fumigar, como se ha planteado desde el Ministerio de Defensa, tendría un alcance muy bajo frente a la magnitud de los cultivos, que superan las 253.000 hectáreas según el último reporte de Naciones Unidas de 2023.
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“Si quieren planear el programa de aspersión en esas zonas donde se minimiza el daño a la salud y donde lo que hay es presencia de grupos criminales, hay que hablar con la verdad y hacerlo con avionetas de aspersión y protocolos claros de reducción de daños colaterales”, afirmó.
Mejía explicó que la aspersión no debe verse como un mecanismo para eliminar completamente los cultivos, sino como una herramienta de contención frente al aumento exponencial de la siembra y la producción de cocaína.
Recordó que en los primeros años del Plan Colombia, a comienzos de la década del 2000, los cultivos lograron reducirse tras campañas intensivas de fumigación, aunque con costos ambientales y de salud.
Escuche la entrevista completa en el audio adjunto: