El politólogo Kyle Johnson, cofundador de CORE Conflict Responses, analizó en Mañanas Blu de Blu Radio el secuestro de 34 militares en Guaviare y explicó cómo los grupos armados ejercen control sobre la población.
Según el investigador, la base de ese poder es la presión coercitiva. “Los grupos tienen las armas y eso les da el poder. Se evidencia de distintas formas, como órdenes enviadas por WhatsApp, redes sociales o letreros en espacios públicos”, señaló.
Johnson aseguró que, en regiones como Guaviare, es común que los armados impongan reglas de convivencia. “En algunas partes se ven normas de tránsito, como llevar las ventanas abajo o respetar límites de velocidad. También reparten castigos y directrices en reuniones comunitarias. Detrás de todo esto está el arma”, recalcó.
El experto advirtió que las asonadas en esa zona del país son un reflejo de la presión armada. Aunque en ocasiones surgen de reclamos legítimos, como denuncias por muertes de civiles, suelen estar atravesadas por la injerencia de actores ilegales.
“Las asonadas, no solo en Guaviare, son un buen ejemplo donde la presión del actor armado es fuerte. El río Inírida, por ejemplo, ha sido escenario de actos contra la Fuerza Pública desde hace años, casi siempre vinculados con la erradicación de cultivos ilícitos”, explicó.
Johnson también se refirió a la Guardia Campesina, creada en el sector hace menos de tres años. “Fue impulsada por líderes sociales como un ejercicio de protección comunitaria, especialmente frente a hechos de violencia recientes. Esa fue su respuesta”, afirmó.
El secuestro de los militares y la consolidación de este tipo de prácticas, según Johnson, evidencian cómo el control territorial en Guaviare sigue estando marcado por la presencia armada.