Escritor, la otra faceta del fallecido expresidente Belisario Betancur

Canoa; Cervantes y Don Quijote en las Indias, ese fue el último libro que escribió Belisario Betancur, el presidente número 52 de la República de Colombia , y quien falleció este viernes en la ciudad de Bogotá por causa de una afección renal.

A los cuatro años de la edad se enamoró de la lectura. En sus 95 años de vida escribió más de 15 libros sobre temas, como educación, economía y política. 

Base para un gobierno nacional, Colombia cara a cara (1961), El cruce de todos los caminos (1963), El viajero sobre la tierra (1963), El rostro anhelante (1966), A pesar de la pobreza (1967), La otra Colombia (1975), Dinero, precios, salarios (1975), El homo sapiens se extravió en América Latina (1990) y El lenguaje como expresión de la historia de Antioquia (1991), fueron algunos de ellos.

Ver también:  Murió el expresidente Belisario Betancur a los 95 años

“Entré en la lectura, los cuatro años de la edad, guiado por los maestros semianalfabetos que entretenido el niño en las posadas de la luz del candil, mientras que mi padre ataba a su hijo a la retranca de la enjalma para trepar por trepar por los "Sinuosos, cuidaba, la mulada y las muchachas de las fondas ", relató un conmovedor discurso pronunciado el día en que recibió el Premio Meléndez Pelayo.

Hechos políticos relevantes

Antes de ser presidente, Belisario Betancur fue congresista, embajador ante España, ministro de Trabajo y ministro de Educación Nacional.

Fue elegido jefe de Estado por el Partido Conservador, por ejemplo, la candidatura presidencial de Laureano Gómez. Empezó como diputado de la Asamblea de Antioquia, fue uno de los constituyentes en el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla y, después de salir de la Presidencia, se trata de un hombre dedicado a las letras y el apartado de la esfera política.

En muy pocas ocasiones, se publican los hechos de relevancia nacional, como la firma del acuerdo de paz en el gobierno de Juan Manuel Santos y la extinta guerrilla de las Farc. Allí se reconoció la importancia de lo que se dice en el pasado.

Tras su muerte, "Belisario ", "Hay buenas intenciones", "De buenas intenciones", pero "La buena historia ". La toma del Palacio de Justicia a manos del M-19.