El reciente asesinato del senador Miguel Uribe ha conmocionado al país, generando una ola de condena y preocupación. Entre las voces que se alzan para denunciar este magnicidio se encuentran las de María del Mar Pizarro y Juan Manuel Galán, hijos de líderes políticos también asesinados en Colombia, quienes, desde su propia experiencia con la violencia, han hecho un llamado urgente a la reflexión y a la acción para detener el ciclo de agresiones políticas que ha marcado la historia nacional.
María del Mar Pizarro, hija del excomandante del M-19 y candidato presidencial Carlos Pizarro León Gómez, asesinado en 1990, expresó su profunda tristeza por lo ocurrido. Describió el día como "muy negro para la historia de Colombia" y compartió su conmoción por la situación de la familia de Uribe, reviviendo el dolor que marcó a la suya. Pizarro, quien tuvo la oportunidad de trabajar con Miguel Uribe, destacó su profesionalismo y talante de "caballero" a pesar de las diferencias políticas.
La representante Pizarro encontró "muchas similaridades" en el modus operandi del asesinato de Miguel Uribe con los magnicidios de los años 90, refiriéndose específicamente al de Bernardo Jaramillo Ossa, que también involucró a un sicario muy joven. Subrayó que el uso de un "niño" de 15 o 16 años como "carne de cañón" es exactamente el mismo modus operandi. Además, criticó la aparente falta de protección y la agresión al sicario, que era el principal testigo.
Carlos Pizarro Leongómez
Foto: archivo El Espectador
Para Pizarro, la raíz del problema es "estructural" y busca "desestabilizar el país" para beneficiar el mercado de la cocaína. Insistió en la necesidad de atacar las "causas estructurales del conflicto armado", como el narcotráfico, la deforestación y la minería ilegal de oro.
Propuso una conversación "sincera" sobre la "legalización de la exportación de la cocaína", argumentando que la lucha contra las drogas ha sido un "fracaso". Lamentó también la impunidad que ha caracterizado casos como el de su padre, donde en más de 30 años no ha habido avances claros en la justicia, y exigió una reforma judicial para garantizar la investigación de los miles de crímenes anónimos en el país.
Por su parte, Juan Manuel Galán, hijo del asesinado candidato presidencial Luis Carlos Galán Sarmiento, expresó su solidaridad con la familia de Miguel Uribe y abogó por que esta vida no se haya perdido "en vano".
Manifestó que "el gran reto" es la "no repetición" de la trágica historia de violencia en Colombia. Galán, al igual que Pizarro, señaló la repetición de la historia en la familia Uribe Turbay y en el país, atribuyéndola a las mismas causas: "el narcotráfico detrás de todo este proceso violento" y la "ausencia del estado en muchas partes del territorio".
BLU Radio, Luis Carlos Galán / foto: AFP
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Galán enfatizó la urgencia de "superar el discurso de polarización, de división, de agresión, de violencia verbal permanente", donde la confrontación se vuelve personal en lugar de centrarse en ideas y soluciones. Hizo un llamado a "desescalar el lenguaje" y atribuyó la principal responsabilidad de moderar el discurso al Presidente de la República, como la figura institucional más poderosa. Advirtió que en Colombia, el "discurso político se traduce en hechos violentos" cuando es agresivo y descalificador.
Refiriéndose al caso de su propio padre, Galán explicó el arduo camino de su familia en la búsqueda de justicia, que llevó a identificar la participación de los carteles de Cali y Medellín, paramilitares del Magdalena Medio, políticos liberales financiados por el narcotráfico (como Alberto Santofiño Botero, ya condenado), y altos mandos de seguridad del Estado, incluyendo al jefe de inteligencia del DAS y seis generales de la policía. Destacó cómo su perseverancia ha abierto el camino para otras víctimas, demostrando que la justicia, aunque "larga, difícil y llena de obstáculos, es el único camino".