“Si no perdonamos, seguiremos en guerra y no habrá paz”: víctima de secuestro de las exFarc
Diva Cristina Díaz Aponte tuvo que enfrentar el secuestro de su padre por parte de las exFarc y, luego, su muerte un año después de su liberación.
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Los casos de secuestro durante el conflicto armando en Colombia han dejado cicatrices imborrables en miles de familias. Tras la conclusión del juicio por parte de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) contra siete exjefes de las extintas Farc por más de 21.000 secuestros, empiezan a conocerse más versiones.
En diálogo con Mañanas Blu con Camila Zuluaga, habló Diva Cristina Díaz Aponte, quien vivió el secuestro y muerte de su padre, Juan Antonio Díaz Calderón, por parte del frente 13 de las Farc en 1998, en el departamento Huila.
Aponte, pedagoga y funcionaria del ICBF por más de 38 años, relató la desgarradora experiencia que vivió su familia. Su padre, un comerciante de la región en ese entonces, fue secuestrado el 26 de septiembre de ese año. El cautiverio duró, según dijo, exactamente 16 meses, siendo liberado el 24 de diciembre de 1999.
Sin embargo, la tragedia no terminó ahí: "Sueltan a mi padre y se llevan dos familiares más para que mi padre siguiera pagando otra cuota". Añadió que padre, en un “acto de rebeldía”, comenzó a contar su historia de secuestrado y eso "lo llevó a la tumba".
Contó que su padre fue asesinado "casi un año después" de su liberación. Todo ese tortuoso tiempo lo describió como una “tragedia, una tortura y mucha crisis".
Aponte describió el secuestro como un evento en el que les "quitaron realmente media vida" y les arrebató a su "columna vertebral" familiar. La incertidumbre era una constante.
Destacó el papel fundamental que la JEP ha desempeñado en su proceso de búsqueda de justicia y verdad. Después de "golpear muchas puertas" y encontrar la mayoría cerradas, dijo que la JEP fue "la única puerta que realmente se abrió y que entendió el dolor” que tenían como familia y como personas víctimas del conflicto.
Gracias a esta instancia, su familia y ella pudieron "ser reconocidos como víctimas" y "ser escuchados de alguna manera".
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Para ella, el inicio de este camino con la JEP fue “prioritario” porque fue escuchada y, años después está caminando para buscar la verdad absoluta. Aunque reconoció que no todas las víctimas están reconocidas por la red, para la gran mayoría que sí lo están, la JEP representa un punto de partida para "hacer un cambio a nivel de toda esta violencia".
A pesar de los avances, subrayó que "todavía hay dudas, todavía falta mucha verdad", y que no tiene la "satisfacción total” de todo lo que considera que debe conocer para poder tomar las mejores decisiones sobre el caso de su padre.
Diva Cristina Díaz Aponte sostuvo una posición que, si bien respeta otras perspectivas como la del exdiputado Sigifredo López, quien considera a la JEP un "tribunal de máxima impunidad"; se enfoca en la posibilidad del perdón como un camino hacia el futuro.
Enfatizó que "cada uno tiene su concepto y es respetable" y que "algunos quedan contentos y otros no quedan tanto" con las situaciones generadas y priorizadas por parte de la JEP; algunas víctimas aseguran que sus casos no se han resuelto.
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A pesar del inmenso daño causado, Aponte dijo que ha hecho "un esfuerzo muy grande para perdonar". Para ella, el perdón es clave para el cambio en este momento.
"Si nosotros no perdonamos, seguiremos en guerra y la paz nunca se verá o se verá muy muy a lo lejos". En ese sentido, recalcó que quiere que sus hijos, sus nietos y bisnietos puedan vivir en "una vida mejor” sin pensar en que tengan que abandonarla “por toda violencia".
En cuanto a las sanciones propuestas por la JEP, conocidas como TOAR (Trabajos, Obras y Reparación del Daño), expresó que "no han sido las más satisfactorias”.
Si bien estas sanciones "visibilizan el resarcir de algunas cosas", consideró que "directamente no benefician como tal a las víctimas".
La falta de una plena satisfacción es palpable y por eso admitió que: "Hay mucha gente que está en desacuerdo. Yo me incluyo en algunos aspectos".