Preocupación de USA por "creciente lista" que suspende extradiciones relacionadas con la “paz total”
Estados Unidos continúa considerando a Colombia un socio clave en la región.
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Aunque Colombia continúa siendo un socio clave para Estados Unidos, la relación bilateral atraviesa uno de sus momentos más delicados en décadas.
Así lo expresó el jefe de la misión diplomática de ese país en Bogotá, John McNamara, en una entrevista concedida al periódico El Tiempo, en la que dejó ver de forma clara que en Washington hay creciente preocupación por algunas decisiones y declaraciones del gobierno del presidente Gustavo Petro, pero en la que además afirmó el papel que juega Colombia como un socio clave en temas comerciales.
McNamara, que ha tenido una larga trayectoria en Colombia como diplomático y también como militar, señaló que si bien los lazos entre los dos países siguen siendo sólidos, se están registrando señales inquietantes.
Según explicó, las posturas del alto gobierno colombiano frente a temas como la lucha contra el narcotráfico, la política de extradición y ciertas leyes relacionadas con la ‘paz total’ están generando fricciones que no se habían visto con esta intensidad en muchos años.
“La relación bilateral es como un avión en turbulencia. Nuestros dos gobiernos, como copilotos, deben trabajar juntos para encontrar cielos despejados”, afirmó McNamara, en una metáfora que busca ilustrar el estado actual del vínculo entre los dos países.
Aunque evitó comentar directamente sobre la decisión de una comisión del Congreso estadounidense que propone reducir la asistencia a Colombia, sí se mostró preocupado por la “retórica pública” de algunos funcionarios del gobierno colombiano, que considera “desalentadora”.
Uno de los temas más sensibles para Washington es la suspensión de ciertas extradiciones de narcotraficantes, bajo el argumento de que están participando en procesos de paz.
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Aunque reconoció que Colombia ha sido históricamente un socio confiable en esta materia, con 169 extradiciones en 2024, advirtió que están atentos a cómo evolucionan estas decisiones, pues existe el temor de que algunos criminales utilicen los procesos de paz como un escudo para evitar la justicia.
“Apoyamos los esfuerzos de paz. Siempre lo hemos hecho. Pero lo que está mal, está mal. Si alguien continúa en actividades ilícitas mientras se sienta a negociar, eso nos preocupa”, dijo McNamara. Recordando que el compromiso de ambos países con la lucha contra el narcotráfico no puede perder fuerza, pues el daño que este fenómeno causa en ambos lados de la frontera es profundo y estructural.
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La preocupación de Estados Unidos también se extiende al crecimiento de los cultivos de coca, que ya superan las 250.000 hectáreas. Aunque reconoció el respeto del presidente Petro por los campesinos, advirtió que mientras la hoja siga creciendo, también lo harán los males asociados como la corrupción, violencia y control territorial por parte de grupos ilegales.
Mencionó que el objetivo del gobierno colombiano para 2025 es erradicar 30.000 hectáreas, una meta ambiciosa que, según el diplomático, aún avanza lentamente.
Sobre la polémica ley que otorgaría beneficios judiciales a capos del narcotráfico dentro de la ‘paz total’, McNamara evitó opinar de forma directa, subrayando el respeto de su país por la soberanía colombiana. Sin embargo, sí dejó claro que el Gobierno estadounidense sigue con atención el contenido del proyecto y sus eventuales efectos en temas como justicia, reparación a las víctimas y extradición.
A la pregunta concreta de si sería aceptable que jefes como ‘Chiquito Malo’, del Clan del Golfo, pagaran penas reducidas y conservaran parte de sus fortunas ilegales, McNamara respondió que cualquier acuerdo debe poner a las víctimas en el centro de la justicia y que cualquier beneficio debe ser cuidadosamente evaluado.
En lo que se refiere al tema comercial, McNamara reafirmó que, pese a las tensiones políticas, Estados Unidos sigue considerando a Colombia como su principal aliado económico en América Latina. El comercio bilateral en 2024 superó los 55.000 millones de dólares, y EE. UU. no solo se mantiene como el mayor socio comercial del país, sino también como su mayor inversionista extranjero.
También destacó que más de un millón de estadounidenses visitaron Colombia en el último año, lo cual muestra la confianza mutua entre ambos pueblos.
No obstante, advirtió sobre la preocupación del gobierno de Donald Trump por algunas barreras comerciales que Colombia ha adoptado, en particular en sectores como el automotriz y el agrícola.
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Señaló que decisiones como la postergación de normas que afectan la importación de vehículos estadounidenses hasta septiembre han generado incertidumbre entre las empresas, que podrían verse obligadas a redirigir sus exportaciones si no se alcanza una solución pronta.
Al referirse a la relación económica de Colombia con China, McNamara fue directo: “Cuando veo la panorámica de ambas relaciones, la diferencia es clara. Nuestro comercio tiene valor agregado y valores democráticos compartidos. No se trata solo de cifras, sino de confianza, reglas claras y respeto mutuo”.
Añadió que EE. UU. absorbe el 40 % de las exportaciones agrícolas colombianas, mientras que China apenas el 2 %, y que la inversión estadounidense en Colombia es 37 veces superior a la china. “Somos socios democráticos. Ustedes deciden con quién quieren crecer: con un socio confiable o con uno que ha generado problemas en otros países”, concluyó.
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Finalmente, el diplomático hizo un llamado a preservar los vínculos históricos entre ambos países. Recordó el apoyo de EE. UU. durante momentos oscuros del conflicto armado y reafirmó el compromiso de su país con la institucionalidad colombiana.
A pesar de los altibajos actuales, McNamara reiteró que Estados Unidos está dispuesto a trabajar con el gobierno Petro, con el sector privado y con la sociedad civil para mantener viva una relación que ya ha superado los 200 años de historia compartida.