Vía al Llano: crisis del kilómetro 18 es peor que la del 58, según la concesión
Ante ese panorama, la ministra de Transporte insistió en la necesidad de un trabajo conjunto entre entidades y actores involucrados.
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El derrumbe del kilómetro 18 de la vía al Llano es más complejo y difícil de resolver que el registrado en el kilómetro 58, advirtió este martes Proindesa, propietaria de la concesionaria Coviandina.
El diagnóstico de la concesionaria es que el derrumbe del pasado 6 de septiembre fue causado por una mezcla de lluvias y mal manejo de las aguas en la ladera de la montaña.
La compañía asegura que se han construido viviendas y se han desplegado cultivos agrícolas y reservorios de agua en un terreno identificado como de alto riesgo de deslizamiento, sin control por parte de las autoridades territoriales. Como consecuencia, hay mangueras de riego y hasta pozos sépticos que estarían filtrando agua de manera constante.
"Es más grave porque es más difícil implementar una solución, porque la masa de suelo que se desliza es mucho mayor a la que, digamos, de alguna manera se derrumbó en el kilómetro 58. Los suelos del kilómetro 58 son más sencillos de manejar que los del kilómetro 18. Entonces la solución va a ser más compleja y se van a requerir estudios seguramente mucho más largos y costosos. Puede que se logre estabilizar la masa o retirar el material que está sobre la carretera, pero eso no resuelve lo que se está presentando en el kilómetro 18", explicó Mariño a la prensa.
La solución, según la concesión, no es la construcción de nuevas obras en la vía sino el manejo de aguas en la ladera, lo que implica la participación de toda la comunidad, incluyendo a los agricultores y las alcaldías.
La construcción de la variante costó más de 1.500 millones de pesos, un valor que luego tendría que ser asumido por el Gobierno. En contraste, la construcción de un nuevo trazado de la carretera costaría entre 6 y 7 billones de pesos.
Sobre esta situación, la ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, advirtió que el problema tiene un carácter estructural y no se resolverá con intervenciones rápidas. “Ni siquiera podemos decir cuánto cuesta la intervención y qué intervención se necesita. Estamos frente a un fenómeno que exige estudios más profundos”, señaló.
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La funcionaria también advirtió sobre la complejidad de la montaña en la zona. “Estas montañas están cargadas de agua y generan remoción de masa constante, sumado al régimen de lluvias. Hay una situación estructural que no se ha resuelto ni con concesiones”, afirmó.
Finalmente, la ministra destacó la necesidad de un trabajo conjunto entre todos los actores. “El diálogo es fundamental, tenemos que hablar con el concesionario, con la UNGRD, con Hacienda y con las comunidades. La solución no puede ser aislada, debe ser colectiva”, puntualizó.