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“Yo nunca entendí las cadenas”: Rodrigo Londoño sobre militares secuestrados

“Claro que es tortura. El mismo hecho del secuestro se convierte en tortura”, dijo Londoño en la audiencia de la JEP.

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Rodrigo Londoño
Foto: AFP

Este martes, 21 de junio, durante la audiencia de reconocimiento en la JEP, los miembros del último secretariado de las FARC pidieron perdón a las víctimas del secuestro, en especial a los militares, a quienes durante su cautiverio encadenaron y amarraron.

“Yo quisiera poder decir: ‘yo ordené esto, ordené aquello’. A mí no me cabe en la cabeza que nuestros mandos hayan ordenado o permitido esto. En medio de la vorágine de la guerra nos enceguecimos y nunca dimensionamos esto. Nosotros veíamos el uniforme y el fusil: no veíamos al ser humano”, dijo Rodrigo Londoño a los militares y policías secuestrados, y que narraron su historia a los magistrados de la JEP.

“Yo nunca entendí las cadenas”, aseguró el último comandante de las FARC, y reveló que le envió una carta directamente al ‘Mono Jojoy’ para confirmar si era evitable que los uniformados estuvieran encadenados.

“Yo se lo digo con mucha sinceridad, que nunca entendí las cadenas. A mí me dolió, las primeras imágenes que vi me parecieron lo más degradante del mundo. Incluso le escribí al ‘Mono’ si eso no era posible evitarlo. Yo me hago responsable aquí, por haber apoyado esa política, por haberla aprobado. La política del canje y por ese acuerdo de secuestro como financiación”, explicó Rodrigo Londoño.

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Londoño reconoció que el uso de las cadenas si fueron tortura, refiriéndose a los malos tratos a los que la antigua guerrilla, que él comandaba, sometió a más de 2.200 militares y policías de todo el país, según revelaron los uniformados.

“Claro que es tortura. El mismo hecho del secuestro se convierte en tortura. Pero en semejante trato tan indigno. Yo he venido reflexionando y escuchando a los mismos guerrilleros que les tocó la tarea de ser carceleros, de escucharlos uno dice: es que ellos también fueron secuestrados”, declaró Timochenko.

Militares y policías narraron en la JEP los malos tratos a los que fueron sometidos durante su secuestro

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El coronel del Ejército Raimundo Malagón durante la audiencia contó cómo fue su secuestro en la toma de La Uribe (Meta) en 1998. Durante su relato, comentó que, a pocos meses de estar en cautiverio, intentó escaparse y como castigo, durante alrededor de 20 meses, lo tuvieron aislado, amarrado a dos árboles con cadenas, las que usó por muchos años.

Durante el relato dijo que pensó que eso sería lo peor que enfrentaría, también pasó por mazmorra, lo amarraron con hilos de nylon, y fue encerrado con alambres de púas, los cuales calificó como verdaderos campos de concentración.

Malagón habló de los malos tratos a los que fue sometido durante su cautiverio, los cuales calificó de: “Crueles, una vez fue se hizo la fuga de Jhon Frank Pinchao. Pues bien, nos hicieron creer que a Jhon Frank Pinchao lo habían asesinado. Efectivamente asesinaron al guardia que estaba custodiando a Pinchao. Escuchamos los disparos, nosotros vimos la cara del asesino y luego pasaron con una pala, allá la vida no vale nada (…) viene el comandante y nos dice que a Pinchao se lo comió una culebra y tres personas protestamos, la doctora Ingrid Betancourt, un oficial y mi persona. ¿Qué van a hacer con el cadáver?, ahí miramos, nos dijeron”, explicó el coronel Raimundo Malagón.

Pero no fue el único maltrato que vivió, también denunció que: “En un bongo, los que no conocen un bongo es una canoa larga de tres metros por quince, nos introducen ahí a quince secuestrados, los rescatados de la operación Jaque. En un espacio de tres metros reducidísimos, descalzos en medio de ollas, una moto sierra, gasolina, y encadenados de a dos. Nos pasan la cadena por una barda que es parecida a la de los camiones, de tal manera que si se volteaba la barca pues era muerte fija, eso fue una de las torturas más duras que padecimos. Luego ponen la carpa y se nos sientan encima. Hubo momentos de asfixia, uno buscaba un huequito para poder respirar, esa es una de las torturas más grandes y quería hacer esa denuncia al mundo”.

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El miembro del Ejército estuvo 10 años privado de la libertad y fue rescatado durante la operación Jaque, advirtió: “Quiera Dios que estos sapos que la sociedad colombiana se tuvo que tragar, después del “patadazo” del ‘No’, lleven a que estos hechos no se repitan”, finalizó el coronel.

Otra de las victimas que narro su historia fue el policía Olmes Johan Duque, quien fue secuestrado en Bagadó, Chocó, en 2005. Durante su cautiverio fue víctima de violencia sexual por varios de los miembros de las FARC.

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Aún hoy, varios años después de su liberación, recibe atención psicológica y psiquiátrica. Hoy en día sigue activo en la Policía, pero no porta el uniforme porque siente que, al hacerlo, siente que puede revivir su secuestro, su violación y todos los vejámenes que vivió en cautiverio por varios años.

Varios familiares de los policías que murieron en cautiverio narraron sus historias y pidieron al secretariado de las FARC que expliquen quién dio la orden de asesinar a sus familiares en cautiverio.

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